sábado, 31 de mayo de 2008

intertextualidad teletextual sexual (un post de muchas xxx)



Estaba yo poniéndome al día en Le Vertige des Abimes, lectura recomendable para cualquiera, cuando descubrí una referencia intertextual a la brillante égloga recién estrenada por nuestro camarada Ogro (cabe decir, con la ayuda inestimable de la musa Enana: "Cuando en el prado vio un sueño pasar/Sombra desnuda que se refrescaba"). En un fascinante post, Antártica camina por los vergeles floreados de la lujuria y la utopía, del solaz ecológico y "el fragor de la cópula"( que no dijiste pero entendimos), jardín del locus amoenus que enmarca el disfrute de lectores transformistas y vertiginosos en su pudicia.
"Obvio", me digo, "tales palabras fueron sin duda inspiradas por la aforementioned égloga de La Ogra del Sic (ver comentarios, f.t.q., 2008): Repetidas salvas de bombín y claphands".
Y después, descubro que, en realidad, el texto de Antártica, o de Antracita , o de esa anticarta de la que toca la citara (ver comentarios, anónimo: 2008) fue escrito antes...

¿en realidad?-releo- ¿es que aún no percatome que tales categorías fragmentarias no sirven en nuestro universo, de forma bombinácea y de desarrollo helicoidal (ni en el terreno sublunar del dao que rige las bicicletas, si me permiten el autobombo; 1ª Antología, p. 26)? ¿De que lo normal, lo NORMAL, no sirve? Y pienso, "es imposible que esto sea el vino, ni la tesina dialógica in progress de la Zorra; aquí lo que se cuece es la generación espontánea de un jardín de las delicias, un fuego cruzado, fértil y primoroso, los saltos de plagiarios anticipados y hipervínculos del deseo: una comunidad que aviva el fuego y baila la danza titánica y primaveral."

...

o sea, que nos hace falta una fiesta des de hace tiempo. ¿Qué tal el sábado 7 de junio?

un beso

viernes, 30 de mayo de 2008

Teletexto # 1 : La siesta del Ogro (Égloga del Ogro y la Ninfa Enana), por El Ogro del Sí



Andaba entre sauces y hayas buscando
ese arroyuelo que le llevara
a encontrar la perla más preciosa
Silbaba con fuerza la brisa cuando
se arrodilló a tañir esa citara
que quiso encantar a la rosa
en la selva encarnada en que morara


No eran riberas del Guadalmedina
ni tierras yermas de seco olivar
Sí había castaños y robles en flor
gencianas monteras color violeta
abiertas ginestas retama de olor
amapolas de prado su pedestal


No daban las cuerdas con la inspiración
El fresero se llevaba las notas
con él no había fruta que recoger
por mor de los dioses llevaba una bota
cargada con un fulminante vino
de su piel carnera se puso a beber
Y en su pecho nació un fiel vellocino


En pocos segundos ya estaba dormido
Fue el rumor del río el que le despertó
en la panza sintió un grave rugido
era la hora del aperitivo
tenía hambre de niño o algo pequeño
algún pajarillo un ínfimo cuervo
llantar exiguo para ogro sin dueño


Cuando en el prado vio un sueño pasar
Sombra desnuda que se refrescaba
pensó es imposible que esto sea el vino
no será el codo lo único que empino
si veo a una ninfa de en verga dura
tan enanita como este pulgar
justo del volumen que mi tripa ha
algo de más ha de ser que he bebido


En la fuente su busto refrescaba
con agua que corre a se rociar
Se esconde en la lluvia ¿pero dónde está?
Ah, sí, ya la ve, tras el manantial
Persigue su madeja enredada ya
con enhiesta flauta que no sabe tocar
en su cabeza dos camachuelos
se acerca y contempla su amor por detrás


Qué nalgas tan finas, qué buen reposar
Su cándido cuerpo brindado al azar



Ogro:

¡Decidme dioses! ¿me la debo zampar?
Es tan pequeña como un dedo mío
¿Dónde escondíais tan tierno manjar?
Acaso es la esposa de un dios ínfimo
Por mi piel velluda que no escapará


¿De dónde salís criatura de beldad?
No sé si comerte o hacerte gozar
¿Quieres escuchar una copla de hadas
o tienes miedo de mi aspecto brutal?


Ninfa enana:


Ogro de encanto dejadme marchar
Tan solo vine al frescor matinal
Recojo amapolas para mi gente
Con este agua ellos la hierven
y sueñan que están en otro lugar
No debes comerme pues muy mal sabrá
Estoy en los huesos y soy muy frugal
Tengo una cesta con más pajarillos
Si quieres los sirvo con salsa real
Toca tu cítara y haz que me olvide
De que tengo cuerpo pequeño y fugaz


Así que tocó notas de embeleso
El hada quedó sin alas tendida
por el sortilegio desprotegida
Su piel rozaba la nuda figura
y él cada vez estaba más tieso


Usó de sus muslos para lamerlos
Piececitos dulces como caramelo
La grupa salada, de jugo pleno
Pechos de membrillo y sabor eterno


De los camachuelos no tuvo piedad
Primero se comió los de su pelo
Después se sació con los del morral
Y acabó el festín con topos del suelo


Llevó su cuerpo a la madriguera
Sin música, luz, ni ruido siquiera
Del placer vino un grueso regüeldo
Que desveló su profundo sueño
Vio dónde estaba por un haz de fuego
que iluminó la cara velluda
pero no gritó ni lloró amargura
No pidió que soltara cadenas
sino acercarse a lamer su cintura


Fue entonces que el ogro empezó otra canción
Y al ensueño sus fanales cayeron
La modorra solo duró un momento
pero ya no había ninfa ni gruta
en el delirio desaparecieron
su mente había jugado astuta


De ella no había ni el aliento
Se revolcaba solo entre amapolas
Y el agua lavaba su pensamiento

miércoles, 28 de mayo de 2008

ATENCIÓN: ANTÁRTICA RESPONDE

primera respuesta al reto teletextual #3: Antártica nos ofrece un texto lleno de erudición y, como no, savoir-faire. Lean y disfruten, o si prefieren, descárguenselo en pdf y duerman con él. Bienvenida como miembro de pleno derecho al Colectivo (en espera de anagrama...)

“(Contra)libros: Influencias Borgianas en la saga Harry Potter; O, de cómo sacarse un teletexto del bombín”

(Ponencia pronunciada en sus mentes)

Jorge Luis Borges (1899-1986), maestro de la concreción, tenía una fe ciega (¡ups!) en la narración corta. Su fidelidad a éste sub-género literario llevó al escritor argentino a argumentar públicamente que la composición de lo que él denominaba “vastos libros” no era sino un “desvarío laborioso y empobrecedor” que consistía en la (supuestamente inútil) tarea de “explayar en 500 páginas una idea cuya perfecta exposición oral cabe en poco minutos” (Obras Completas 429). Proust se estaría revolviendo en su tumba mientras Borges escribía esto, pero ese es otro menester (y a mi sólo me han dado 500 palabras).

Podría argumentarse, a partir de lo expuesto anteriormente, que el intento de establecer un juego dialógico (llamémosle ‘intertextualidad’, invocando el espíritu subversivo de Genette) entre la visión Borgiana de la narrativa y la magna obra de la inglesa J. K. Rowling (1965) es tarea vana, cuando no imposible. Podría. Es por esto mismo, que el reto de establecer sólidas conexiones entre estos dos dispares autores se nos antoja hoy un ejercicio saludable de hermanamiento entre continentes, una reivindicación de la transnacionalidad de la literatura y del arte mismo. En definitiva, se trata de buscar ese mágico recoveco que opera a modo de nexo de unión entre dos obras inicialmente contrapuestas. Si me permiten la perversión del dicho: se trata de sacarse un conejo (intertextual) del (auto)bombín.

En efecto, hemos apuntado ya a la imposibilidad de establecer puentes dialógicos entre Borges y Rowling a nivel formal. Donde el escritor argentino descubría un “desvarío laborioso y empobrecedor”, su colega inglesa nos ofrece una gran novela de estilo decimonónico en cuánto viene dilatada a lo largo de siete volúmenes publicados a lo largo de una década. Por supuesto que los lectores de Harry Potter (a los que los medios dan en llamar “fans” en un claro intento de denostar su capacidad crítica) pueden leer cada uno de esos volúmenes a modo de novela en sí misma; esto es, sin necesidad de establecer conexiones de contenido o temporalidad entre ellos. Sin embargo, nos parece interesante apuntar aquí un fenómeno cuanto menos irónico. Y es que la trayectoria de la historia que nos ofrece Rowling desautoriza tal lectura. La expectativa por conocer el denouément de la narrativa (¿morirá Harry? ¿conseguirá el mundo de la magia (blanca) acabar con esa mancha atroz que representan Voldemort y sus seguidores? ¿quiénes son los malos y quiénes los buenos en esta historia? ¿se casarán Ron y Hermione?) promovió un tsunami de deseo de dimensiones nada desdeñables. ¿Tal vez fue Rowling víctima del márketing atroz al que se sometió su obra? Tal vez. Sin embargo, nos movemos -¿lamentablemente?- en un terreno en el que las fronteras entre arte y negocio no son para nada nítidas, especialmente si nos atenemos al mal llamado target de la producción Rowliana: un público eminentemente pre-púber que se está transformando en la gran masa compradora del siglo XXI.[1]

A nivel formal, pues, poco podemos argumentar en cuanto a los supuestos puentes dialógicos entre Borges y Rowling. Pero de todos es sabido que la literatura no es sólo forma, sino también –a menudo- contenido. Presten atención a estas palabras que el escritor argentino nos ofrece en su famoso tratado “Ficciones”: “Un libro que no encierra su contralibro es considerado incompleto” (56). En efecto, los habitantes de Tlön, el mundo ficticio que nos describe Borges en su tratado, sólo comprenden la coherencia total cuando engloba el ‘ello’ y su contrario. Sin ánimo de ponernos demasiado Zen, podríamos evocar aquí la ya famosa filosofía oriental del Yin y el Yang, pero permitirán que mis disquisiciones tomen derroteros más occidentalizados.[2]

¿Es la saga HarryPotteriana una serie de libros que “encierra[n] su contralibro” a la manera Borgiana? Irremediablemente, sí. Y no porque se articule sobre las ya denostadas bases literarias de la lucha del Bien contra el Mal (al más puro estilo estructuralista); ni siquiera porque ofrezca dos mundos evidentemente contrapuestos a nivel simbólico (el de la Magia y el de los llamados ‘Muggles’); sino porque la zambullida de Harry en el mundo mágico bien podría leerse a modo de Metáfora Esencial Lacaniana mediante la cuál un joven pre-púber intenta alejarse de un mundo cruel que le ha lanzado en brazos de la más dura de las orfandades primero y a manos de unos familiares abusivos –los Dursley- más tarde. Dickens estaría profundamente orgulloso de Rowling, si no fuese porque la huída hacia delante no toma el camino del realismo y la Bildungsroman sino todo lo contrario: Harry, en nuestra propuesta, imagina un mundo mágico (y, por ello, alternativo) en el que acude a clases interesantes, tiene amigos fieles, enemigos carismáticos y, tal vez lo más importante, deja de ser un simple huérfano que no tiene donde caerse muerto para convertirse en El Elegido.

Prueba de la tesis que aquí se pretende perfilar sería la estructura repetitiva de los siete volúmenes, por la cual nos encontramos de manera reiterativa con un primer capítulo que describe a Harry pasando unos malos ratos con los Dursley hasta que un nuevo curso empieza en Hogwarts, accesible tan sólo a través de la Vía 9 y ¾ de King’s Cross. Pero el tema va más allá. No importan los problemas, las vicisitudes, incluso los peligros a los que Harry se enfrente una vez sumergido de lleno en el mágico mundo de Hogwarts y aledaños, los lectores sabemos que saldrá victorioso. Y lo sabemos porque él, extrañamente, también lo sabe. Todo está bajo estricto control en el mundo de la fantasía. Y Harry es el sujeto agente que, deseando (escapar de la mediocridad de su devenir diario), fantasea y da vida a Hogwarts, Ron, Hermione, Draco Malfoy, Dumbledore e, incluso, a Lord Voldemort (porque el héroe no existe si no se enfrenta a un enemigo feroz).

Es así, pues, como la saga Harry Potter ofrece un libro (realista, sobre la vida de Harry en el mundo ‘real’) y, a su vez, un contralibro (fantástico, sobre la vida de Harry en el mundo ‘mágico’). Es así, también, como el círculo de la conexión entre Rowling y Borges se cierra, los continentes se hermanan, la literatura se transnacionaliza y yo me saco un teletexto del (auto)bombín, si ustedes me lo permiten.

Muchas gracias.
[1] Este es un fenómeno socio-económico que no podemos tratar en el presente artículo, por lo que debemos remitir al lector a fuentes secundarias. Véanse, como ejemplos, Desarrollo Psicológico (Craig et. al.: 2001) o Marketing (Lamb et. al.: 2006).
[2] Para disquisiciones Orientalistas, remito a mis lectores a Edward Said (Orientalism, 1979) o, si lo prefieren, a tomarse una copa con algunos ínclitos Autobomberos, activos colaboradores de esta misma página, y apasionados especialistas en el mundo oriental.

MONTERROTAURIO


domingo, 25 de mayo de 2008

Un día de lo más normal en la vida de Marta Polbín

Esta mañana me he despertado temprano y me he dicho: "Tate, seguro que el Dasein, existiendo, es su Ahí". Y mientras meaba he acabado de dar forma a esta idea: "Eso significaría, por una parte, que el mundo es 'ahí'; su ser-ahí es el estar-en. Y éste es, asimismo, 'ahí', como aquello por mor de lo cual el Dasein es". Luego me he olvidado del tema hasta la hora de comer. Pero mientras veía el telediario me ha asaltado de nuevo la cuestión, de una forma cristalina: "Claro, es evidente que en el por-de-mor está abierto el existente estar-en-el-mundo en cuanto tal y que en la comprensión del por-mor-de está coabierta la significatividad que en él se funda". He estado a punto de llamar a mi madre para contárselo, pero me he contenido para acabar de dar forma a mi pensamiento, que sin embargo se resistía a conformarse de forma definitiva. Por la tarde he ido a comprar algo de comida para la cena, y mientras cogía una alcachofa ha llegado la revelación esperada, como si una voz interior me susurrara al oído: "La aperturidad del comprender en cuanto aperturidad del por-mor-de y de la significatividad, es cooriginariamente una aperturidad del íntegro estar-en-el-mundo. La significatividad es aquello en función de lo cual el mundo está abierto como tal. Que el por-mor-de y la significatividad estén abiertos en el Dasein significa que el Dasein es el ente al que en cuanto estar-en-el-mundo le va su propio ser". Entusiasmada, he soltado la alcachofa y he salido corriendo del supermercado. He llegado a casa, me he tirado en la cama y he tenido un primer orgasmo, que he ahogado mordiendo las sábanas. Pero en el segundo no he podido contener un gritito de placer que decía algo así como: ah, ah, mmm, arf, puto heidegger, ah, ah...

viernes, 23 de mayo de 2008

Teletexto #3


"Querida Antártica:
Gracias por ofrecerte a escribirme la tesina. No te preocupes, el tema te lo doy yo. Se trata de investigar la influencia de J.L. Borges en la obra de R.K. Rowling, es especial en la saga de Harry Potter. De momento, envíame un abstract—unas 500 palabras—para ver por dónde lo enfocarías.
Gracias de nuevo"

martes, 20 de mayo de 2008

are u there for the text?


TELETEXTO: cuentos por encargo

Visto el éxito del Proxeo (escasos púgiles, golpes desviados) el Ático Parnásico adelanta una nueva propuesta que deseamos sacie las veleidades más crueles del Autobombismo y que sea capaz de despertar algunas plumas dormidas y mucho talento desaprovechado.
En esta ocasión el interpelado deberá escribir un texto que se ciña, exactamente, a las instrucciones, necesidades o constricciones que otro miembro le haya planteado. Los demás, valoraremos críticamente su ejercicio en base a su adecuación al encargo y lo imaginativo de su solución.
Empezamos con los siguientes encargos:

“Querida srta. Quilla:

Tras conocer su obra a través de la página del
Colectivo Autobombo, nos gustaría encargarle un texto de creación. El Consejo de Redacción ha estimado que su estilo y sensibilidad pueden encajar con nuestra revista. Como usted sin duda sabe, la revista Látidos y Látigos está destinada al público adulto amante del placer con dolor. Además de divulgación histórica, médica y psicológica sobre el sadomasoquismo, la revista cubre novedades en vestuario y juegos, una sección de contactos y un espacio para la ficción. Es precisamente en la sección Fricciones donde nos gustaría incluir un relato suyo, que despertara la imaginación erótica de nuestros lectores, sin menoscabo para la calidad literaria."

"Estimado sr. Ogro del Sí:

la editorial Brisa Suave se complace en invitarlo a participar en la Antología de la Nueva Lírica Española, que editará en breve con la colaboración de ADAPT (Asociación en Defensa de los Animalitos PequeñiTos). Rogamos nos envie un poema lírico de su elección que deberá ser, como única condición, de temática amorosa y ambientación pastoral."


domingo, 18 de mayo de 2008

El escribano analfabeto.

Cap. V La aparición de Franja Reza.


Por entonces, escribano trabajaba compulsivamente por las mañanas. Su sistema era éste: al despertar bajaba a la tienda más cercana y se proveía de zumos con azúcar, zumos y más zumos; una vez en casa se sentaba frente a la máquina de escribir con el propósito de acumular tantos poemas como fuera posible, uno por folio. Y ahí se quedaba hasta las cuatro o cinco de la tarde con los zumos y unos cuantos cigarros de haschis como único sustento. Una de aquellas tardes recibió la llamada de su amigo Franja Reza. Pretendía trasladarse a Barcelona y nuestro escribano no dudó en ofrecerle un camarote en la nave.

Con esta nueva compañía empieza el tercer nacimiento del escribano.

Como con todo buen y viejo amigo, con Franja sobraban las palabras en los aspectos domésticos. Ambos se movían por el piso como una bandada de pájaros, como egipcios capaces de situar piedras en posiciones imposibles, al unísono. Trabajando lo justo fuera de casa, pasaban los días cada uno en su camarote y en mutua compañía. La nave surcaba mares poderosos y benévolos; los folios se acumulaban escritos y la mayoría de los días veían amanecer envueltos en el salvaje graznido de las gaviotas.

Un buen día, los cambios son siempre producto de un buen día, su casera les subió el alquiler y nuestro escribano, abrumado por el próximo proceso de buscar piso abandona la nave para viajar a Irlanda. Iba en busca de un invierno de vientos y lluvia; cuervos, musgo, cementerios como jardines escondidos y eso es exactamente lo que encontró pero aún hubo más...

viernes, 16 de mayo de 2008

La pérdida de la fama de la “pescadilla que se muerde la cola”.

A mi tía Julia, amante de Augusto.

Una pescadilla perdió la ce y se convirtió en pesadilla. La pesadilla consistía en convertirse precisamente en la ce que le provocaba la pesadilla. Convertida en C, nuestra pescadilla perdió poco a poco su fama, al no poder morderse más la cola .



El Burrot Català.

miércoles, 14 de mayo de 2008

la Antártica está que arde (perdón por el chiste fácil)

Antártica nos regala esta foto de un bombín que se pone una Keira para salir por la calle.
"Glamour no les falta pero por si en algún momento escasease, siempre les quedaría Chanel:"


domingo, 11 de mayo de 2008

Epifanía

(VOZ DE ULTRATUMBA): ¡Manueeeeel!
Manuel está sentado en el sofá de su casa. Son algo más de las cuatro de la tarde y después de comer ha encendido la televisión. La digestión y el calor le han dejado adormecido.
(VOZ DE ULTRATUMBA): ¡Manueeeeeeeeeeel!
Manuel abre los ojos de repente, acompañando los párpados con un brusco levantamiento de la cabeza. Le ha parecido oír una voz, como si alguien le estuviera llamando. Debe de haber fusionado los ruidos de la televisión con un sueño y se habrá dado un pequeño susto. Repasa la habitación instintivamente: el salón sigue igual. Respira hondo apaciblemente, se acomoda entre los cojines y cierra los ojos de nuevo.
(VOZ DE ULTRATUMBA): ¡Oye tú, que te estoy llamando!
Manuel pega un brinco, abre los ojos y emite un grito insignificante, como un hipo. Está seguro de que esta vez no ha fusionado nada porque ni siquiera había empezado a dormirse. Eso no ha sido la televisión; además, Manuel es soltero, y ocupa un piso entero para él solo.
(VOZ DE ULTRATUMBA): ¿Hola?
MANUEL (tragando saliva y mirando a todas partes): ¿Hola?
(VOZ DE ULTRATUMBA): Vaya, por fin puedo hablar contigo. Había mala comunicación.
MANUEL: Ah…
Manuel no comprende nada, pero tampoco está demasiado exaltado. Por suerte o por desgracia, nunca ha sido un hombre impresionable. Los fantasmas le dan igual, y más si le tutean.
(VOZ DE ULTRATUMBA): ¿Sabes quién soy?
MANUEL: Pues ahora mismo no caigo.
(VOZ DE ULTRATUMBA, carraspea y declama): Soy el dios de todos los hombres.
MANUEL: Ah, ¿al final sí que tenemos?
Silencio incómodo.
(Voz de EL DIOS DE TODOS LOS HOMBRES, sin declamar): ¡Pues claro! (Pausa) ¿Pero qué demonios os pasa conmigo? Con la de tiempo que llevo cuidándoos, ayudándoos a pasar la vida... y así me lo agradecéis. Dándome la espalda, ninguneándome. ¿Es que os habéis olvidado de que estáis aquí por mí? ¿Que si yo no quisiera, aquí no habría ni dios?
MANUEL: Ande, no se ponga usted así…
Manuel se acaba de imaginar a sí mismo y se ha sentido absurdo, mirando hacia arriba con compasión, como si le diera consejos al techo del apartamento. Acto seguido se ha dado cuenta de que (al parecer) le está hablando Dios y que encima le está contando sus problemas, así que decide improvisar algo que pueda tranquilizarle.
MANUEL: Mire, los hombres postmodernos somos muy tontos: cuando vemos que algo no funciona rápido lo dejamos de usar.
(Voz de EL DIOS DE TODOS LOS HOMBRES, decaído): ¡Sí, eso! Esa maldita postmodernidad os está matando y no me hacéis caso. Os lo intento advertir cada día, pero no hay manera. ¡Yo haciendo milagros y vosotros llamándolo “catástrofe natural”! ¡Cuando hay sequía tenéis muchísima lluvia, pero no la sabéis repartir! ¡Egoístas! ¡Como ahí abajo van tan mal las cosas acaba lloviendo donde nadie quiere que llueva! (Respira, decaído) No os puedo salvar yo solo…
Manuel: Ya… sí… todo está muy mal. Pero siempre ha sido así, la historia lo demuestra. Usted no se preocupe, que ya nos las arreglaremos.
(Voz de EL DIOS DE TODOS LOS HOMBRES): Que no Manuel, que por eso te he venido a buscar.
Manuel estira la frente y las orejas se le tensan hacia el cuello. Levanta una ceja.
MANUEL: ¿Cómo?
(Voz de EL DIOS DE TODOS LOS HOMBRES): Sí, que te he escogido a ti entre todos los hombres y mujeres para que me ayudes a salvar tu Tierra –que al fin y al cabo también es mía-. Eres casto y bueno, un hombre equilibrado, y no pecas.
(Voz interior de MANUEL): ¿Así soy yo? ¿Pero qué desgracia he hecho con mi vida? Ay, a ver si me va a oír…
(Voz de EL DIOS DE TODOS LOS HOMBRES, declamando solemne): Levántate y dile a todo el mundo que el capitalismo es un infierno terrenal y que es el error más grande que habéis inventado -porque eso sí que no os lo enseñé yo-. Diles que tengan hijos sanos, que vivan en el campo y cuiden a los animales que les darán alimento. Que destrocen las máquinas que manchan la naturaleza y que vuelvan a usar el sagrado fuego; que construyan sus hogares, que hablen entre ellos.
MANUEL: ¿Yo? ¿Todo eso? Uy… eso es imposible.
(Voz de EL DIOS DE TODOS LOS HOMBRES): ¿Dudas? ¿Por qué no te levantas? ¡Es una orden!
MANUEL: No, mire, lo siento. Me sabe mal, pero es que a mí nunca me ha gustado recibir órdenes.
(Voz de EL DIOS DE TODOS LOS HOMBRES): Sí, ya sé, pero cuando las ordeno yo siempre se cumplen. ¡Porque soy (declama) el dios de todos los hombres!
MANUEL: Ejem… por curiosidad: ¿cuánto hace no que le ordena una misión a un hombre?
(Voz de EL DIOS DE TODOS LOS HOMBRES): Uf… pues bastante. Creo que la última vez fue en Portugal, hace muchos años, a dos niñas del campo. Recientemente han sido canonizadas. ¿Ves cómo los hombres buenos recompensan a los salvadores?
MANUEL: Pero es que toda la vida los santos han sido maltratados… por eso son santos ¿no? Y yo no quiero que me corten trocitos del cuerpo para guardarlos en cajitas de recuerdo.
(Voz de EL DIOS DE TODOS LOS HOMBRES): ¡Eso fue por amor a la humanidad! ¡Sacrificios! ¡Yo lo hice por amor! ¡Para que veáis cuál es el camino que hay que seguir en la vida!
MANUEL: Uff… pero es que entonces, ya, mire, mejor me marco yo solito el camino. No se preocupe, que yo estaré bien. Yo no le puedo ayudar. Nunca se me ha dado bien hablar en público ni convencer a las masas. Es que para salvar al mundo sin ganas, así porque sí, prefiero no hacerlo. Yo no soy nadie, señor. Mejor avise a otro individuo más carismático, aunque tampoco creo yo que le ayudara porque esos no suelen creer en un dios.
Manuel acaba de hablar y se hace un silencio incómodo. Mira arriba y abajo. No recibe ninguna respuesta. Respira hondo, se frota los ojos y empieza a pensar a quién le puede explicar lo que acaba de sucederle. Sube el volumen de la televisión. Eructa.
De repente la Tierra se borra y el dios de todos los hombres se pone a descansar.

SMR la enana (sic)

jueves, 8 de mayo de 2008

...para la fiesta del domingo...

...en casa de Ilesa Laik(a), y puesto que nos invitó en en calidad de su antepenúltimo avatar Martoflak(véase...perdón léase Recreaciones), la asistencia al evento deberá reproducir estas líneas:

"…son un mar; con sus máscaras y con fisonomías pintadas, ¡son un montón!
Eran Ángeles de Dios, Gitanos, Moros, Cosacos, Osos, Goliardos, Diablos, Brujas, Ninfas, Profetas, Padres Basilianos de negro, Judíos, Pigmeos, Putas, Ulanos, Legionarios, Pastorcitos, Corderos, Mendigos, Locos, Leprosos, Hindúes, Fusileros de Sich, Vagabundos, Juglares, Rockeros, Sacasillas, Sacamuelas, Samuráis, Guardias del Hetman, Guardianes del Sultán, Aceiteros, Jenízaro, Renegados, Cavernícolas, Militares, Discapacitados, Familias Numerosas, Veteranos de Afganistán, Sarracenos, Semitas, Negros, Patricios con togas, Haraposos, Escribanos, Mentirosos con la lengua afuera, Cretinos, Cosacos de Zaporozhie, Infantería, Músicos, Mahometanos, Marranas, Marranos, Santos con nimbos de cartón, Hetmanes, Monjes, Señoritos, Okupas, Charlatanas, Trovadores, Matachines, Abogados, Tomajones, Borrachos, Médicos, Ortopédicos, Holgazanes, Árabes, Samoyedos, Bandidos, Padres Dominicos de blanco, Peliforras, Héroes, Tumbacuartillos, Arrimacandelas, Cometocinos, Guiñapientos, Rompetroncos, Limpiachimenes, Cascaliendres, Tartamudos, Ministriles, Prostitutas, y es imposible contar todos los demás porque también había allí Gorilas, Generales, Gaviales, Babuinos, Beduinos, Danaos, Colocaos, Ninfas, Califas, Asirios, Asiáticos, Malandrines, Liristas, Malabaristas, Taberneros, Macedonios, Queseros, Anacoretas, Curanderas, Ucranianos, Lesbianas, Enanos, Mavkas, Maulas, Morciguillos, Gatos Negros, Tabardillos Pintados, Alquimistas, Tusonas, Granujas, Tártaros, Bubabistas…"

Yuri Andrujovich, Recreaciones. Acantilado, 2007. pp. 67-68

El gemelo de plata

La noche en que mataron a Pit Blaine, Diente de Oro, la noticia estalló contra las bandas de los Billares π, en la Tres con la Catorce. Hacía cuatro días que había regresado a la ciudad, después de casi diez años de trabajar para la Agencia fuera de mi estado. Inmerso en una sucesión de cuatro noches aciagas, el nieto del “Gordo de Minnesota” me desplumaba inmisericorde. La muerte de Pit me golpeó más duro de lo esperaba. El pasado siempre se reserva su mejor derechazo.
Diente de Oro fue el mejor amigo de mi viejo. Se conocían de la infancia, habían compartido barrio, novias y cigarrillos. Cuando yo nací, lo nombró mi padrino como reconocimiento a una larga amistad casi sin baches; Diente de Oro fue «padrino» durante más de quince años. Sus visitas de los domingos al mediodía siempre elegante -traje negro, camisa oscura con una corbata amarilla lanceada por unas lágrimas negras-, hubo una época en que para Pit Blaine cada día era domingo, se sucedían con la periodicidad del expreso de medianoche que puntualmente removía mis sueños.
La bola negra entró como un obús en el agujero, trazando una banda de luto sobre el verde. Dejé el rostro de George Washington arrugado sobre la mesa. Recogí la gabardina y el sombrero a la vez que me fulminaba de un trago el vaso de whisky, ya aguado. Ante el vidrio de la puerta durante un instante mi imagen quedó capturada devolviéndome un rostro desfigurado por las volutas de humo del cigarrillo que llevo prendido de los labios. Mis pasos me dirigieron de memoria hacia el edificio gris, cruzada la acera, cuyos neones fundidos formaron un día las palabras Evening Cronicles.
El Cronicles era el único diario del estado que, contradiciendo su nombre, salía de noche y era, además, la guarida donde había quemado largas horas como redactor en la sección de “Sucesos” (tal como el rótulo del vidrio esmerilado de mi puerta marcaba) -sucesos era un puro eufemismo de violaciones, asesinatos, suicidios, robos y demás coletazos de la noche que el alba descubría a la ciudad y que durante una época al menda le tocó a reportar-.
Hace siglos, aquel trabajo me despertó cierta fascinación por el narrar; aunque bien es cierto que, unos cientos de artículos más tarde, de ese hechizo inicial no permaneció más que una gimnasia mecánica y dactilar. Después de esos años de ausencia, sólo me quedaba de aquel trabajo la amistad con Bill, el único tipo suficientemente indecente como para que no le importara seguir en contacto conmigo.
Me deslicé hasta su despacho con naturalidad sin que nadie me preguntara nada. Bill estaba acabando de redactar la nota sobre la muerte de Pit, la cual iba a figurar en la edición que saldría en unas pocas horas. Mis ojos se pasearon, por encima de sus hombros, através de aquel borrador a medio escribir. Tras reseñar cuatro datos sobre su vida, la nota incluía los tópicos del género obituario, la fecha del entierro que tendría lugar dos días más tarde -la policía necesitaba quedarse con el cuerpo en observación, no se les fuera a escapar-. Me vino un agarrotamiento que quiero pensar no fue motivado porque conociera al fiambre, perdón a Pit, –demasiadas reseñas de muertes y esquelas leídas y redactadas pesaban sobre mis espaldas- sino que a ese factor se añadió, una vez leídas las circunstancias de su muerte, una pieza que no encajaba en todo aquello (como dicen las malos filmes de cine negro):
¿Quién querría matar ahora a Pit, un tendero de toda la vida? ¿Quién estaba interesado en liquidar a un tipo que debería llevar varios lustros jubilado?
A Pit le habían volado los sesos después de haberse dedicado durante más de cuarenta años a atender una tienda de ropa interior para las mujeres de los ricos. Pit debía haber sido en sus últimos años una suerte de dinosaurio o de fósil viviente que pertenecía a una época en la que tuvo que importarse madera de los estados vecinos para atender la demanda creciente de ataudes que exigía la industria funeraria. De la época en que Pit fue joven no quedaban más que algunas lápidas con faltas de ortografía.
(continuará)

Escribano o lector.

Cap IV

Para renacer necesitaba una nueva casa, un nuevo hogar. Así que removió amigos y conocidos y fue a dar con una casa de luz en la que vivía Ascher. Ni un minuto se sintió extraño entre aquellas paredes; tanto el piso como Ascher exhalaban una vitalidad que escribano sólo había sentido en aquellos sueños diurnos que le proporcionó la primera ausencia de padres en el día a día.
Aquello era una segunda oportunidad, un segundo trago al elixir de la juventud. Escribano vivió mucho, trabajó poco y acumuló más y más canciones, más y más letras en folios. Las musas no hacían visitas, las musas vivían allí; los objetos se transformaban, la comida se multiplicaba y el tiempo era un único lago del que extraían todo lo que necesitaban.
Años... años duró aquel estado: se metían en contenedores, acumulaban tesoros en casa, pintaban en las paredes, cantaban, comían arroz con arroz toda una semana; reían, reían como chorlito, se hacían mutuos préstamos de dinero, fumaban más de la cuenta amanecía y el sol los encontraba encendidos. Pero todo llega a su fin. Ascher, enamorado y resuelto abandona la nave dejando el timón en manos de nuestro escribano.
Con el timón a rumbo perdido, a rumbo fijo, la mirada en un punto indeterminado, vivió años tranquilos de compromiso con el día. Vida extrovertida con episodios de soledad crónica. Salidas pasadas las tres de la mañana a sentarse en un punto franco de las Ramblas a observar la actividad trasnochada de la ciudad.
Una brisa cualquiera, suave. Una brisa lenta y un soñar con un parque.

lunes, 5 de mayo de 2008

Hayqus fantásticos

Durante esta semana, se celebra en la madrileña universidad Carlos III el primer Congreso Internacional de literatura fantástica y ciencia ficción, en cuya organización han participado, con sudor y denuedo, y de manera directa e imprescindible, algunos miembros del Colectivo.

A fin de apoyar esta empresa, y contribuir a generar el ambiente adecuado para que las ponencias, presentaciones y mesas redondas sean lo más provechosas posible, el Colectivo lanza la siguiente iniciativa:


Hayqus fantásticos
Por favor, envíen o cuelguen composiciones breves y sintéticas, alentadas por el espíritu de los haikus japoneses (simplicidad, sensorialismo, imaginismo) ) si bien añádase la libertad que se requiera, a fin de contarnos un cuento fantástico en tres breves versos. Como única condición (au fond, je me donne des règles pour être libre), las obras contarán, como su título indica, con palabras que tengan la letra ‘Q’, Q de ‘qué’, ‘quién’, ‘quimera’ o ‘queso’

Algunas propuestas precoces y acaso quriosas:

…es hora de morir (B.R.)
Quietud de la lluvia
Empapando mis memorias:
El vuelo de la paloma.

…en ocasiones veo…
Una oscura mansión,
Un quedo silencio:
Un susurro frío.

Qatastrófico
La brisa galopando
Quijadas verdes furiosas:
muge el tsunami.

Enhorabuena al Sapo Treze, Marta Polbín.

¡Feliz Congreso para todos!




Su táctica consistía en perfeccionar una imitación de mi persona, tanto en palabras como en hechos y Wilson desempeñaba admirablemente su papel. Mi forma de vestir era fácil de copiar; se apropió sin dificultad de mi manera de caminar y de mis actitudes, y a pesar de su defecto constitucional, ni siquiera mi voz escapó a su imitación. Por supuesto que no intentaba imitar mis tonos más fuertes, pero la tonalidad general de mi voz era idéntica; y su extraño susurro llegó a convertirse en el eco mismo de mi voz.

E.A.Poe, William Wilson

sábado, 3 de mayo de 2008

Nuevos plagiarios por anticipación (y siguen)

Hace tiempo que tenemos un poco olvidados a nuestros ancestros, y eso no está bien, eso no se hace. Por otro lado, en nuestro frenesí por encontrar plagiarios anticipatorios del más puro autobombismo ombliguil, hemos olvidado a aquellos jugones verbívoros que han dado de mamar a nuestras neuronas posmodernas.
Así que quiero rendir desde aquí un risueño homenaje a esos tres magníficos jugones de lengua afilada como son los tres mosqueteros de Alexandre Dumas, y en especial al plumífero Aramis (no confundir con la futuróloga de pelos pintos), que se atreve en la primera parte de la novela con un reto anticipatoriamente oulipiano y autobombástico: el poema monosilábico. Traduzco patateramente del original (si alguien encuentra la traducción, que la cuelgue):
"He empezado a escribir un poema en versos de una sílaba; es bastante complicado, pero el mérito de toda empresa radica en la dificultad. Es de tema galante, os leeré el primer canto: consta de cuatrocientos versos y dura un minuto".
En fin, ¿alguien se atreve a emularle?
Me despido a lo mosquetero (aunque si no me equivoco, la famosa frasecilla no aparece en la novela...): ¡Todos para uno y uno para todos!

jueves, 1 de mayo de 2008

La Zozobra presenta: escribano o lector.

Nuestro escribano vivió desde los siete años en un pueblo costero, y aunque a simple vista parezcan aireados conjuntos arquitectónicos de cara al mar y a la costa, hay algo denso en esos pueblos. Los veranos están llenos de cuerpos y los inviernos son playas de ramas, frías y precintadas calles, edificios deshabitados y bares muertos.

Los amigos iban y venían con las estaciones. Los de verano no siempre eran los de semana santa y a su vez, éstos variaban de los de navidad. Muchos aspectos del día a día del escribano era discontinuos.

Queda el paisaje del puerto siempre con ese aspecto abandonado. Las escasas tiendas inamovibles y el, probablemente, mercado municipal más caro de Catalunya. Calles de hojas de plátano como nieve virgen. Fines de semana en el mar y en la habitación, un mundo latente a la espera de un fogonazo de eclosión.

LLegó la universidad y con ella la ausencia de padres y horarios. Aparecieron las primeras drogas: bellos y suculentos sueños diurnos; partidos de tenis sin raquetas ni pelota; amor; dolor. Una a una las primeras lecciones y los primeros poemas doloridos; uno a uno un rosario de folios escritos sobre un soporte vivo; carpaccio de tripas, razones, inspiración.

"No hay poesía, sino poesía dolorida
no hay dolor
tan sólo tu no compañía.
Este manoseado órgano sólo sabe llorar vinos y drogas.
Dicen que con eso basta,
despertares grises al amanecer,
dicen que con eso basta.
No hay poesía,
poesía dolorida."

Once asignaturas en segunda y tercera convocatoria al tercer año de carrera: derecho, derecho tumbado. Abandonó la ciudad de Pamplona como lo hace la sombra de un perro y fue a dar con Barcelona, humanidades y dos cursos donde pudo vivir solo y escribir. Escribano en plenas facultades, escribano loco, disoluto, trepado al tejado, alguien cualquiera salvándose.

De aquello salieron folios, más folios vencidos al silencio, a las tardes rotas por la mañana, a las urnas. Hubieron errores tipográficos, aciertos lingüísticos, cajas de vino tinto.. En casa tenía el espacio dividido con alfombras: a un lado la cama, la música; al otro, sobre una banqueta máquina de escribir, folios, botellas de vino y un cenicero. Una larga serie de esperanzas. Largos paseos bajo el mal tiempo y esa casa de los vapores. Semanas sin señales de vida. Un único día repetido sin cesar: escribir. La noche, la distancia, el sonido de una guitarra silenciosa, los tejados urdidos por las manos de Penélope, los edificios convertidos en árboles, locura, ira, amor desangrándose sin remedio.

Cayó entonces la universidad, el piso, el dinero de los padres y empezó el segundo nacimiento del escribano.

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