domingo, 11 de mayo de 2008

Epifanía

(VOZ DE ULTRATUMBA): ¡Manueeeeel!
Manuel está sentado en el sofá de su casa. Son algo más de las cuatro de la tarde y después de comer ha encendido la televisión. La digestión y el calor le han dejado adormecido.
(VOZ DE ULTRATUMBA): ¡Manueeeeeeeeeeel!
Manuel abre los ojos de repente, acompañando los párpados con un brusco levantamiento de la cabeza. Le ha parecido oír una voz, como si alguien le estuviera llamando. Debe de haber fusionado los ruidos de la televisión con un sueño y se habrá dado un pequeño susto. Repasa la habitación instintivamente: el salón sigue igual. Respira hondo apaciblemente, se acomoda entre los cojines y cierra los ojos de nuevo.
(VOZ DE ULTRATUMBA): ¡Oye tú, que te estoy llamando!
Manuel pega un brinco, abre los ojos y emite un grito insignificante, como un hipo. Está seguro de que esta vez no ha fusionado nada porque ni siquiera había empezado a dormirse. Eso no ha sido la televisión; además, Manuel es soltero, y ocupa un piso entero para él solo.
(VOZ DE ULTRATUMBA): ¿Hola?
MANUEL (tragando saliva y mirando a todas partes): ¿Hola?
(VOZ DE ULTRATUMBA): Vaya, por fin puedo hablar contigo. Había mala comunicación.
MANUEL: Ah…
Manuel no comprende nada, pero tampoco está demasiado exaltado. Por suerte o por desgracia, nunca ha sido un hombre impresionable. Los fantasmas le dan igual, y más si le tutean.
(VOZ DE ULTRATUMBA): ¿Sabes quién soy?
MANUEL: Pues ahora mismo no caigo.
(VOZ DE ULTRATUMBA, carraspea y declama): Soy el dios de todos los hombres.
MANUEL: Ah, ¿al final sí que tenemos?
Silencio incómodo.
(Voz de EL DIOS DE TODOS LOS HOMBRES, sin declamar): ¡Pues claro! (Pausa) ¿Pero qué demonios os pasa conmigo? Con la de tiempo que llevo cuidándoos, ayudándoos a pasar la vida... y así me lo agradecéis. Dándome la espalda, ninguneándome. ¿Es que os habéis olvidado de que estáis aquí por mí? ¿Que si yo no quisiera, aquí no habría ni dios?
MANUEL: Ande, no se ponga usted así…
Manuel se acaba de imaginar a sí mismo y se ha sentido absurdo, mirando hacia arriba con compasión, como si le diera consejos al techo del apartamento. Acto seguido se ha dado cuenta de que (al parecer) le está hablando Dios y que encima le está contando sus problemas, así que decide improvisar algo que pueda tranquilizarle.
MANUEL: Mire, los hombres postmodernos somos muy tontos: cuando vemos que algo no funciona rápido lo dejamos de usar.
(Voz de EL DIOS DE TODOS LOS HOMBRES, decaído): ¡Sí, eso! Esa maldita postmodernidad os está matando y no me hacéis caso. Os lo intento advertir cada día, pero no hay manera. ¡Yo haciendo milagros y vosotros llamándolo “catástrofe natural”! ¡Cuando hay sequía tenéis muchísima lluvia, pero no la sabéis repartir! ¡Egoístas! ¡Como ahí abajo van tan mal las cosas acaba lloviendo donde nadie quiere que llueva! (Respira, decaído) No os puedo salvar yo solo…
Manuel: Ya… sí… todo está muy mal. Pero siempre ha sido así, la historia lo demuestra. Usted no se preocupe, que ya nos las arreglaremos.
(Voz de EL DIOS DE TODOS LOS HOMBRES): Que no Manuel, que por eso te he venido a buscar.
Manuel estira la frente y las orejas se le tensan hacia el cuello. Levanta una ceja.
MANUEL: ¿Cómo?
(Voz de EL DIOS DE TODOS LOS HOMBRES): Sí, que te he escogido a ti entre todos los hombres y mujeres para que me ayudes a salvar tu Tierra –que al fin y al cabo también es mía-. Eres casto y bueno, un hombre equilibrado, y no pecas.
(Voz interior de MANUEL): ¿Así soy yo? ¿Pero qué desgracia he hecho con mi vida? Ay, a ver si me va a oír…
(Voz de EL DIOS DE TODOS LOS HOMBRES, declamando solemne): Levántate y dile a todo el mundo que el capitalismo es un infierno terrenal y que es el error más grande que habéis inventado -porque eso sí que no os lo enseñé yo-. Diles que tengan hijos sanos, que vivan en el campo y cuiden a los animales que les darán alimento. Que destrocen las máquinas que manchan la naturaleza y que vuelvan a usar el sagrado fuego; que construyan sus hogares, que hablen entre ellos.
MANUEL: ¿Yo? ¿Todo eso? Uy… eso es imposible.
(Voz de EL DIOS DE TODOS LOS HOMBRES): ¿Dudas? ¿Por qué no te levantas? ¡Es una orden!
MANUEL: No, mire, lo siento. Me sabe mal, pero es que a mí nunca me ha gustado recibir órdenes.
(Voz de EL DIOS DE TODOS LOS HOMBRES): Sí, ya sé, pero cuando las ordeno yo siempre se cumplen. ¡Porque soy (declama) el dios de todos los hombres!
MANUEL: Ejem… por curiosidad: ¿cuánto hace no que le ordena una misión a un hombre?
(Voz de EL DIOS DE TODOS LOS HOMBRES): Uf… pues bastante. Creo que la última vez fue en Portugal, hace muchos años, a dos niñas del campo. Recientemente han sido canonizadas. ¿Ves cómo los hombres buenos recompensan a los salvadores?
MANUEL: Pero es que toda la vida los santos han sido maltratados… por eso son santos ¿no? Y yo no quiero que me corten trocitos del cuerpo para guardarlos en cajitas de recuerdo.
(Voz de EL DIOS DE TODOS LOS HOMBRES): ¡Eso fue por amor a la humanidad! ¡Sacrificios! ¡Yo lo hice por amor! ¡Para que veáis cuál es el camino que hay que seguir en la vida!
MANUEL: Uff… pero es que entonces, ya, mire, mejor me marco yo solito el camino. No se preocupe, que yo estaré bien. Yo no le puedo ayudar. Nunca se me ha dado bien hablar en público ni convencer a las masas. Es que para salvar al mundo sin ganas, así porque sí, prefiero no hacerlo. Yo no soy nadie, señor. Mejor avise a otro individuo más carismático, aunque tampoco creo yo que le ayudara porque esos no suelen creer en un dios.
Manuel acaba de hablar y se hace un silencio incómodo. Mira arriba y abajo. No recibe ninguna respuesta. Respira hondo, se frota los ojos y empieza a pensar a quién le puede explicar lo que acaba de sucederle. Sube el volumen de la televisión. Eructa.
De repente la Tierra se borra y el dios de todos los hombres se pone a descansar.

SMR la enana (sic)

11 comentarios:

Anónimo dijo...

mis perdones por okUpar tanto espacio amarillo...

Anónimo dijo...

Faltaría más, majestad: es un honor para el Colectivo. Además, si no recuerdo mal, creo que es el primer texto dramático que se publica en este espacio, y eso siempre es un acontecimiento digno de celebración... A mí me ha gustado el intento, me parece muy autobombástica esa ironía cínica y apóstata. ¡A ver si alguien más se anima con el género! (Así en el próximo Congreso podremos hacer lecturas dramatizadas...)

Antartica dijo...

Me ha gustado el uso de la heteroglosia a la manera Bajtiniana.

Les sigo fiel, queridos Autobomberos.

Anónimo dijo...

S.M. es usted una sacrílega incorregible. Le ordeno que continúe armonizando el caos enseres postmodernos y eructando sobre ellos para que continuen portando su cruz...

Anónimo dijo...

Jajajaja ¿Pero el mundo se traga a Manuel o Dios se traga el mundo? Me congratrulo, yo también, de que por fin tengamos algo de drama. Además a mí no se me hace largo, sino más bien corto corto.Yo quiero el siguiente capítulo

Anónimo dijo...

<¿què es eso de esperar mis ordenes?
¿què es eso de consultarme?
¿què es eso de que no lo habèis hecho porque habìa niños?
¿què demonios esperabais?
¿una orden, una orden del führer?
¿una führerbefehl?
estamos haciendo justicia, ¡justicia!
¡por el amor de dios!>

Anónimo dijo...

PD:
Dios borra/deshace/descrea su creación por dos razones:
1)Ya no tiene ninguna autoridad y no quiere que nadie lo sepa
2) Se ha vuelto postmoderno y si la Tierra no le funciona bien, prefiere olvidarse de ella

Anónimo dijo...

Bueno, como nuestra "fiel seguidora" Antártica no deja hacer comentarios en su blog (que recomiendo fervientemente a quien aún no lo haya leído), seguiré dejándole comentarios en el nuestro.
1) Podrías aunar tu antigua pasión por la escritura sinistrógira con el modo de escribir al que has tenido que habituarte con la serpenteante "escritura bustrofedónica".
2) El me gusta/no me gusta de Ray Loriga aparece también, como recordarás, en Le Fabuleux destin d'A. P., de Jean-Pierre Jeunet (¿con lo que se juntan dos de tus tótems?). Pero el auténtico crac del J'aime/j'aime pas es el bueno de Perec, al que me extraña que todavía no hayas citado en tu blog (¿o sí lo has hecho?).
3) Chócala, Antártica.

Antartica dijo...

Mes amis du chapeu:

(Estoy pensando en abrir un post exclusivamente de comentarios para que a.- no se me tache de *oídos sordos* y b.- poder tener acceso a propuestas tan interesantes como las que aquí se me plantean. Saben, por supuesto, que mi bandeja de entrada está a su disposición para cualquier tipo de (in)decente proposición).

Dicho lo cual:

1) "Escritura bustrofedónica". Me pongo a ello.
2) El comienzo de Le Fabuleux destin d'A. P. es un bello ejercicio de intertextualidad autobombástica. Cópia casi exacta del corto "Foutaises" de nuestro admirado Jeunet.
3) Perec aparecerá pronto por mi blog. Amo irremediablemente a cualquier hombre que lleve el pelo enmarañado (mi recuerdo aquí para mi querido Punset, precursor en tierras catalanas del *fou coiffeur*).

Les sigo leyendo con la pasión que caracteriza mi existencia virtual.

Gracias, gracias.

Anónimo dijo...

Antar, ¿para cuando un hayqu, un encuentro en la tercera frase?

Eh!Nana: sort demà i divendres. Atenció tothom: teatre al Jardí de la UB! La Venganza de Don Mendo, o será La Venganza de Manuel, belcebúicamente hablando?

Anónimo dijo...

eso, eso!
si alguien necesita divertirse o pervertirse...

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