jueves, 31 de diciembre de 2009

...el tiempo se acaba...una cabeza, un tòrax, un sentimiento...

Somos restos mortales, cosas irreversibles...La elección del cuerpo...no quiero distracciones. Encontrar a alguien que no conozca a nadie. Alguien como yo.

jueves, 24 de diciembre de 2009

A vivir en Nueva York uno se acostumbra, como a todo. Llega el día en que la autóctona zancada lenta de unos amigos de visita contrasta con tu trotar adaptado a los cruces y horarios de Manhattan. Si al principio era objeto de asombro y ocasional chanza, uno acaba esperando, aún más, demandando, la amable atención al cliente de estos profesionales con sentido de la profesionalidad. En esta ciudad que son mil ciudades uno acaba tomando cada día el mismo metro, y ya no ve el apasionante repertorio de personalidades, sino la misma rutina en las mismas caras que en cualquier metro de cualquier ciudad. Pero de repente un día descubres, en el largo abrigo blanco de un hombre sentado a escasos asientos, una mancha, redonda y parduzca. Y ves que el tipo lleva también pantalón y jersey blancos. Ves que está leyendo un recorte de periódico y que la noticia habla sobre el 11/S. Y te das cuenta que debajo del asiento tiene una bolsa enorme, llena de recortes de periódico y que todos hablan del ataque a las torres. Ahora dobla con cuidado el trozo de periódico, lo deja en la bolsa y saca otro, que se pone a leer con el mismo cuidado y atención que el anterior. Y al cabo, igual que apareció, el hombre del abrigo blanco con una mancha se convierte de nuevo en uno más, se difumina entre las caras inexpresivas que sólo quieren llegar a casa, o a yoga, o al bar.

Leli, tras la idea de Mar Armonía Chora (bienvenida Mar)

miércoles, 23 de diciembre de 2009




domingo, 6 de diciembre de 2009

'll bekommen oder ich werde nicht bekommen



"nosotros estamos en la posiciòn eterna del vencido" (michel houellebecq)

Estas paredes no se me dan muy bien.
Oyò dar la hora màs allà de las puertas cerradas y las paredes contiguas.
Menos mal que la noche acaba.
Siete y media la noche se acaba.
El hambre de pàrpado le vence con la vigilia nocturna recièn.
El cortejo de pensamientos por fin
pasa de largo en este valle anegado.
Los hombros siguen tensos como si mantuvieran todavìa el peso del cuerpo.
Ahora a solas con el cuerpo.
Ya no es lo mismo.
Los hombros.
Ya no vierten, ya no tiemblan.
Gimen. Sòlo gimen. Sòlo cubren.
Por una vez cada dìa unos hombros dèbiles apisonando la noche.

sábado, 5 de diciembre de 2009

El autor III

No fueron prótesis sino baños de asiento, lo que le había recomendado el médico para las molestias lumbares; y eran aquellos momentos, sentado con el trasero hundido en agua helada, rasguños al tiempo que aprovechaba para relajarse con algún clásico y, leyendo en voz alta, tratar de absorber su pátina, el ritmo, la epifanía. Notábase eso mucho en su prosa, y cuanto más dolorido, más retrógado se tornaba; pero no ocurría lo mismo con la lírica, tanto es así que de una mala lumbalgia nacieron unos versos cuya rima se encontraba en las terceras sílabas de cada vocablo, lo que infundía a la frase la extrañeza de un eco, como si todos ellos no fueran más que la repetición de los primeros y, las palabras rimadas, sonidos vacuos que se rieran del sentido.
Era, el autor, un ser extraño y confortable que, a despecho de su pasión por las letras, no gustaba en absoluto de la poesía, y que impedía a toda costa la conjunción de dos palabras aunque sólo ligeramente homófonas en sus párrafos. Es por eso que cuando un buen amigo le hizo notar la asonancia de sus terceras palabras, sacó sin pensarlo la pluma del bolsillo y bebió su contenido. No contento con eso, al llegar a casa ingirió también todo el tintero, dos onzas y media que hicieron de su sangre, oscura tinta con la que escribir su enajenado epitafio:

Quiz: Leerá mi valor. En Voraz Lira, Rizar Novela, Era Vil Razón.

jueves, 3 de diciembre de 2009

El autor II

Era tal su empeño, sin embargo, que pasaba gran parte de su tiempo entre diccionarios enciclopédicos, a la pesquisa de una palabra o de un nuevo hilo para su última novela, que a esas horas era ya una madeja indescifrable escrita casi por entero en subjuntivo. Confiaba, como se ve, en la renovación de las formas y la fuerza del lenguaje para la creación de un clima total, de una atmósfera capaz de envolver al lector y conducirle a una experiencia trastornadora. Pocos, sin embargo, se sometían a tal tortura, y entre los pocos, todos, amigos suyos. Si bien no tenía nuestro autor suerte con las letras, sí la tenía con los compañeros, de quiénes recibía una cariño afable y protector, y a quiénes sometía asiduamente al duro trance de criticar sus textos; y, diremos, les había convertido, con el tiempo, en avezados eufemistas.
Tenía, nuestro autor, un carácter amable y humilde; sin embargo, tal era su voluntad de convertirse en un buen escritor, que las pocas críticas que recibía de sus amigos, le servían únicamente para abrir nuevos caminos, o, si acaso, para renovar los ya andados; pues jamás desistía de una idea. Podía, eso sí, transformarla mediante otra para acatar, aunque parcialmente, el juicio de sus estimados y, digámoslo de nuevo, muy sacrificados lectores. Confiaba en que el mucho trabajo, los sabios consejos recibidos y una atenta reformulación de sus lecturas, le proporcionarían el talento necesario para crear una obra imperecedera. Por el momento, sin embargo, sólo le habían suministrado unos centenares de páginas que ningún extraño había querido leer, y un intenso dolor lumbar que no parecía querer desaparecer a pesar de los muchos cambios de asiento.

martes, 1 de diciembre de 2009

El autor

No fueron tantos, ni nunca tan pocos como ahora, aquellos que pensaron que una novela era la historia de un fracaso, la crónica desencantada de una imposibilidad, de un desengaño, de una decisión cuyas consecuencias muestran el fatal destino que cualquier otra hubiera, también, traído consigo. No fueron tantos, pero fueron aquellos que ahora recordamos, los que sometieron la alegría y la inocencia del lector a la confrontación desencantada con la dolorosa experiencia de la existencia, con el engaño que sustenta al optimismo. Y entre ellos, fueron aún menos los que hicieron de la gramática y el léxico su ciencia y respondieron, sabiendo que mentían, a las preguntas que su tiempo les formulaba. No fueron tantos, porque además, muchos de los que lo intentaron alcanzaron, únicamente, el fracaso.
Fue, nuestro personaje, uno de estos últimos. Muy a su pesar, y a despecho de las muchas horas dedicadas a la escritura, sus frases no mostraban la clarividencia de una mente brillante, o si lo hacían, era a despecho de la musicalidad de su prosa, anteponiendo entonces el sentido a la cadencia. En otras ocasiones y muy al contrario, uno podía dejarse mecer por sus palabras en una combinación perfecta de vocales frías, palatales y líquidas, o por ejemplo, de vocales cálidas, sibilantes y fricativas, pero en esas ocasiones, al llegar al destino desembarcaba de la frase con una angustiosa sensación de sin sentido, tal si hubiera estado navegando por la superficie de la idea sin que la quilla hubiera hecho en ella ni siquiera el surco del recorrido. Era un mal escritor, pero, sin duda, un buen personaje. El suyo era un fracaso total, pero un fracaso burgués, en modo alguno uno trágico; era, incluso como fracaso, un fracaso.

sábado, 28 de noviembre de 2009

El apagón. Capítulo II

Tras hacer un esfuerzo titánico de concentración y varias respiraciones profundas para calmarme, decidí salir por la ventana. En ese momento me agradecí a mí mismo el haber alquilado ese lúgubre tercero en un edificio de treinta plantas. Había permanecido varios minutos tumbado en el suelo, medio soñando. La sensación de claustrofobia traía a mi mente las más terribles ilusiones. Imaginaba la ciudad en ruinas, como en esas fotografías de posguerra. Recordaba todos y cada uno de los libros que había leído sobre sociedades utópicas, todas esas películas catastróficas en las que solo se salvan dos, y me horrorizaba al pensar que yo estaba siendo víctima de uno de esos posibles mundos. Como esos héroes de ficción, yo estaba solo, ya me había acostumbrado, y no echaba de menos a nadie.
Aliviado por este último pensamiento, reuní las fuerzas suficientes para levantarme y llenar una mochila de cosas que intuí que podría necesitar en mi incursión a la vida real. Fue incluso divertido –jamás se plantea uno qué forma material tienen sus necesidades primarias. Cogí un buen cuchillo, pan, agua, chaqueta, cigarrillos, libreta y bolígrafo. Por un momento creí que exageraba, pero como no salía apenas de casa, decidí que eso era casi una tarde de ocio y no tan sólo ir, ver y volver.
Con uno de los cabos de la liana de sábanas que me fabriqué bajo la lavadora –necesitaba algo que aguantara bien el peso-, me fui deslizando más o menos sin problemas hacia la calle. Al final tuve que saltar tan sólo unos dos metros, puesto que mi invento no había podido ser más largo. Le pegué un susto tremendo a un vecino que se había sentado delante de la puerta a esperar, al no poder insertar el código de entrada. -Vaya qué inteligente -me dijo con aprobación. -Sí, es que me he agobiado y no podía salir por la maldita puerta. Oye, ¿qué narices ha pasado? -Ni idea tío, pero parece que el país entero está sin electricidad y sin conexión inalámbrica. No funciona nada.
Un par de manzanas más allá, una ambulancia fugaz y estruendosa hacía que me percatara de que la ciudad parecía estar rugiendo. Se distinguían miles de sonidos aquí y allá, ladridos,
choques, mazazos,
bocinas, sirenas y gritos.
Jamás había visto el cielo así. Estaba anocheciendo y ya se podían percibir las estrellas más brillantes del firmamento. Me pregunté cuán oscura iba a ser aquella noche.

martes, 24 de noviembre de 2009

Diccionario (auto)bombástico de emergencia



(sin comentarios)

lunes, 23 de noviembre de 2009

Hijo de puta más

Me apetece salir a la calle y gritarle hijodeputa a todo gilipollas que se me cruce por la calle.
¿Cómo distinguir a los gilipollas a los que gritar hijodeputa de los demás?
Simplemente no es posible. Así que tildaré de gilipollas susceptibles de ser gritados hijodeputa a todos los tipos que se me crucen en el camino.

Simple.

viernes, 20 de noviembre de 2009

El apagón: nota

En el suelo, a mi lado, caído en uno de los bandazos que había repartido en mi angustia, me encontré un viejo reloj analógico, redondo, un despertador que repicaba las horas y que, como la maza, había conseguido en alguna subasta virtual en una hora de hastío y nostalgia. Funcionaba. Curioso. Miré la hora. Era difícil de decir en la ambigüedad de las agujas. Decidí que la aguja larga estaba más cerca del 11 que del 10: eran las cinco y cincuenta y cinco. Me di cuenta de que eso, en un reloj normal, serían las 5:55. Pensé que en un espejo esos números digitales marcarían las 2:22, con lo que era una hora que bien podrían ser dos, las dos. En fin, una tontería, pero por eso me acuerdo.

jueves, 19 de noviembre de 2009

EL APAGÓN

Ni en la cabeza del más descerebrado de los vates populares, ni tan siquiera en la de Noam Chomsky, podría haberse fraguado la pesadilla que estábamos viviendo. Y es que nadie, por más intuitivo o conspiranoico que fuera, podía imaginarse un escenario como este. Que todas las operaciones, desde las financieras hasta las que antes eran manuales y domésticas pasaran a hacerse a través de la red era algo que todos vimos como el curso natural de las cosas. Era lo más pragmático. ¿Pero quién podía pensar que ese sistema iba a caer por su propio peso? ¿Quién me podía asegurar entonces que no era tan solo un engaño, un asalto previo a una actuación en contra de la población, tal vez para reducirla drásticamente para una mejor repartición de los recursos? ¿Qué pasaría si por una vez no estaba del lado de los buenos? Sin el control de la información no podía saber a qué bando pertenecía. No tenía nadie ni nada que me orientara. ¿Quién era yo?

Empecé a pensar que tal vez hubieran destruido las torres de conexión inalámbricas y las centrales del cable. No me importaba mucho cómo, lo que más me inquietaba era quién. Estaba claro que aquel que lo hubiera hecho se había convertido en mi enemigo. Necesitaba conocerlo a toda costa.

Intenté salir a la calle pero, como la conexión había caído, el sistema del servidor no me permitía abrir la puerta. La pantallita junto a la cerradura decía system failure-open manually. Resultaba gracioso, porque ¿cómo demonios se abre manualmente una puerta digital? Sí, el marco estaba allí, su blanco metalizado impoluto resplandeciendo como una hoja de afeitar, la puerta también estaba allí, claro está, no era ningún holograma. Pero la cerradura no tenía bombín. Era, pueden apostarlo, totalmente digital. Yo jamás había oído que se pudiera abrir manualmente. Tampoco es que lo hubiera necesitado, cierto. Hasta ahora ninguna queja con el servidor de internet. ¡Bueno, tendría que haber alguna forma de hacerlo!

La examiné de abajo arriba por el lateral comprobando la ínfima ranura entre el marco, la puerta y la cerradura digital. Intentaba encontrar algún punto de unión por el que se viera el mecanismo que permitiera accionar manualmente el resorte. El problema era que por esa rácana hendidura no se veía nada en absoluto. Revolví el cajón de las herramientas en busca de una pequeña linterna láser con haz graduable y dirigido. Una vez con ella pude ver el fondo de la muesca. No había nada, ni el botón más pequeño que pudiera ser accionado. Empecé a desesperarme bastante. Di unas cuantas pataletas al suelo y grité «hijo de puta» unas cuantas veces para calmar mis nervios y poder pensar con claridad. Yo ya sabía que probablemente serían varios los hijos de puta, pero dirigir mi ira contra un solo individuo me rearmaba de valor y me daba fuerzas para seguir hacia delante. Tras unos minutos de deliberación contemplativa decidí emprender la aventura de revisar todo el reborde de la puerta en busca de algún saliente que invitara a apretar. El dibujo del marco interior hacía un ángulo que me llamó la atención, así que apreté con la esperanza de que se abriera cual compartimento secreto. Tampoco hubo suerte. Resolví darle uso a una maza de goma que había comprado como curiosidad y que había pasado años de hastío como adorno en la pared en que tenía la pantalla táctil central. En su momento me pareció gracioso el gesto iconoclasta de colocarla ahí, ahora veía en la incongruencia una broma de mal gusto, pero esperaba que mi instinto irreverente me brindara ahora la oportunidad de sacarme de aquel agujero. Lo curioso es que hacía dos meses que no salía de casa más que para hablar con el portero. Me había hecho mi espacio propio en mi hogar y al haber optado por el celibato voluntario también me parecía lo más lógico optar por el encierro voluntario. Trabajaba desde casa, así que no tenía necesidad de salir como la tienen algunos otros. Me traían la compra a casa. La comida me la hacía yo siempre, ese era uno de mis pasatiempos. Después, la lectura y las relaciones virtuales colmaban toda mi necesidad de socialización. Con la puerta abierta no había necesitado salir en ninguna ocasión y ahora que me moría de claustrofobia no había manera de ingeniárselas para escapar a la ratonera. Puse todas mis esperanzas en esa mágica maza, espíritu del pasado, símbolo de la destrucción del presente. Empecé de nuevo a golpeando desde abajo en una prospección vertical. Golpeé toda la superficie del marco de la puerta, los cuadros interiores, el pomo, la cerradura, el visor, las bisagras, cada maldito milímetro de la puerta y del umbral hasta que empezó a agarrarme una ataque de furia y la emprendí a mazazos cada vez más fuertes, con lo que los rebotes de la goma en mi cabeza empezaban a hacer mella en mis sentidos. Cuando me di cuenta de esto salí completamente de mí y me dirigí hacia el salón, arrasando con todos los objetos que encontraba a mi paso y cebándome especialmente en las pantallas táctiles en forma de manzanita que poblaban el piso y le daban su aspecto de huerto cibernético. Me coloque frente a la pantalla central pero para mi sorpresa esta me devolvió el golpe. Tuve que tocarme en la sien para comprobar que no llevaba las gafas de realidad virtual, y también para verificar que esta vez el golpe recibido me había hecho sangrar. Me tambaleé y volví ante la puerta como pude. Con mis últimas fuerzas ya nubladas, grité socorro aún con miedo de que alguien viniera en mi ayuda. Me di de bruces contra la puerta. Sentí como mi labio y parte de mi cara, en contacto con el frío metal, se estiraban hacia arriba y besaban el objeto de mi infortunio mientras el peso de mi cuerpo sucumbía a la gravedad. Me escurrí zigzagueando hasta el suelo.

¿Continuará?

miércoles, 18 de noviembre de 2009

...Despertè con la sangre cocida sobre mi cabeza. No habìa luz. No habìa luz de ningùn tipo. De cojones, todo se ha ido a la mierda. Cojonudo. Y ahora y ahora y ahora...vaya puta mierda. Las ventanas de la casa eran pantallas de plasma apagadas. Yo mismo estaba dentro de una de esas pantallas de plasma. No se veìa absolutamente nada. Creo que casi todo en mi vida me la ha sudado. Silencio. Un grito desesperado. Tres, cuatro, cinco, seis: otro grito desesperado, hijos de puta tal vez, me quereis joder tal vez. Silencio. Decidì volver a concentrarme en mi casa. En mi habitaciòn. En mì.
-Necesito ver...
No funciona nada. Aunque sea un poco de penumbra. Un poco de penumbra. No funciona nada. Joder. Me duele la cabeza. Con cuidado me incorporè. Casi de inmediato algo me rozò la pierna izquierda a la altura de la espinilla. No pisar al gato no pisar al gato no pisar al gato. Era lo màs parecido a ver por el momento. Lo màs parecido a un cuerpo a parte del mìo en los dos ùltimos meses. Què puedo hacer. Me entraron unas ganas terribles de fumar. En los ùltimos momentos antes de algo inminente las ganas de fumar es uno de los sentimientos màs grandes a los que somos capaces de llegar a sentir. Fumar. Despuès dejarse llevar.
-Soy tonto, de lo màs tonto que hay.
C-E-R-I-L-L-A-S.
Pasè la mano por la frente y pequeñas costras de sangre saltaron en la negrura.






PD. Por una vez el gato està vivo y vive en mi casa.

lunes, 16 de noviembre de 2009

Von Tobi Streifen betet der anständigen Bruch...
anständigen Bruch...
què bonito

lunes, 9 de noviembre de 2009

¿Que tienen en común una piedra, un armario raro con una cara dorada y un coche verde?




Bueno, mirénlo otra vez: en realidad se trata de un Crevrolet, un juego y una roca con forma de algo.

...


¿No?

Pistas: la primera foto es en Cayafate. La segunda en La Plata. La tercera en Avellaneda.

...


¿Aún no?

Más pistas: los tres lugares están en Argentina.



...


Ahora sí, ¿no?


...

tras un día de pobres deliberaciones, ahí va la respuesta:

foto 1: El Sapo de Cayafate
foto 2: el juego del sapo
foto 3: Chevrolet modelo Sapo

¡¡¡¡Un beso fuerte, mucha suerte y bife al Sapo Treze en su aventura argentina!!!!

lunes, 26 de octubre de 2009

Premática del desengaño contra los poetas güeros, chirles y hebenes (II)

¡Ay, parece que fue ayer!

"Itén, advirtiendo que después que dejaron de ser moros -aunque todavía conservan algunas reliquias- se han metido a pastores, por lo cual andan los ganados flacos de beber sus lágrimas, chamuscados con sus ánimas encendidas, y tan embebecidos en su música, que no pacen, mandamos que dejen el tal oficio, señalando ermitas a los amigos de soledad. Y a los demás, por ser oficio alegre y de pullas, que se acomoden en mozos de mulas.

Por estorbar los grandes hurtos, mandamos que no se pasen coplas de Aragón a Castilla, ni de Italia a España, so pena de andar bien vestido el poeta que tal hiciese, y si reincidiese de andar limpio un hora.

Pero advirtiendo, con ojos de piedad, que hay tres géneros de gentes en la república sumamente miserables, que no pueden vivir sin los tales poetas, como son farsantes, ciegos y sacristanes, mandamos que pueda haber algunos oficiales públicos desta arte, con tal que tengan carta de examen de los caciques de los poetas que fueren en aquellas partes. Limitando a los poetas de farsantes que no acaben los entremeses con palos ni diablos, ni las comedias en casamientos, ni hagan trazas con papeles o cintas. Y a los de ciegos que no sucedan los casos en Tetuán, desterrándoles estos vocablos: cristián, amada. humanal, y pundonores; y mandándoles que, para decir la presente obra no digan zozobra.

Y finalmente mandamos a todos los poetas en común que se descarten de Júpiter, Venus, Apolo y otros dioses, so pena de que los tendrán por abogados a la hora de su muerte".


Francisco de Quevedo y Villegas
Vida del buscón llamado Don Pablos

sábado, 24 de octubre de 2009

Premática del desengaño contra los poetas güeros, chirles y hebenes (I)

Colectivo Autobombo propone desfacer entuertos, en este caso literarios, y premiará con un exquisito lote de libros, a quien ofrezca un mejor desenmarañamiento del tratado aquí expuesto que, por viejo, el pasar lo ha hecho rancio y de difícil comprensión. Ayúdanos a entender el barroco y gana con nosotros miles de premios. Como hizo el mismo autor (premio extra para quien lo acierte), nos saltaremos el prólogo:


"Atendiendo a que este género de sabandijas que llaman poetas son nuestros prójimos, y cristianos, aunque malos; viendo que todo el año son cejas, dientes, listones y zapatillas, haciendo otros pecados más inormes; mandamos que la Semana Santa recojan a todos los poetas públicos y cantoneros, como a malas mujeres y que los prediquen sacando Cristos para convertirlos. Y para esto señalamos casas de arrepentidos.

Iten, advirtiendo los grandes bochornos que hay en las caniculares y nunca anochecidas coplas de los poetas de sol, como pasas a fuerza de los soles y estrellas que gastan en hacerlas, les ponemos perpetuo silencio en las cosas del cielo, señalando meses vedados a las musas, como a la caza y pesca, porque no se agoten con la prisa que las dan.

Iten, habiendo considerado que esta seta infernal de hombres, condenados a perpetuo conceto, despedazadores de vocablos y volteadores de razones, han pegado el dicho achaque de poesía a las mujeres, declaramos que nos tenemos por desquitado con este mal que las hemos hecho, del que nos hicieron en la manzana. Y por cuanto el siglo está pobre y necesitado, mandamos que mar las coplas de los poetas, como franjas viejas, para sacar el oro, plata y perlas, pues en los más versos hacen sus damas de todos los metales, como estatuas de Nabuco (...)".

miércoles, 21 de octubre de 2009

Noche de gitanos

Sin más motivo que el azote de los zotes y la reversión por la diversión me propongo comentar una anécdota que me ocurrió la otra noche mientras dormía, o pretendía hacerlo. Una historia cotidiana de aquellas que marcan el carácter y el espíritu de las gentes que la viven, sin otra pretensión que la de que entiendan con quién se tiene uno que jugar los cuartos en la calle, y que, si a veces aflora el sentimiento amodorrado más verdulero, es porque inevitablemente, como decía el cantaor: "Capullo lo lleva dentro".


Una barahúnda de gritos me despertó. Yo soñaba que estaba en una azotea, bebiendo, disfrutando, correteando, jugando con Jale y Antonio, unos amigos que viven cerca del lugar en el que ocurrieron los hechos,no sé a santo de qué fiesta. El caso es que de pronto empecé a escuchar un helicóptero que se cernía sobre nosotros. Al parecer eso de beber y disfrutar debía de estar prohibido en aquel sueño porque corrimos a cubierto y a esconder nuestras bebidas. Nuestra asociación ilícita hubo de ser disuelta ya que, aunque creímos haber despistado al gigante haciéndole creer que no hacíamos nada malo, juntando nuestras manos y formando un corro de la patata bailarín, como niños que no saben por qué se les acusa, cuando vimos volver a nuestro perseguidor tuvimos que salir corriendo, saltar por las azoteas y cornisas, bajar escaleras de caracol con la certeza de que seríamos prendidos. Entonces desperté y el ensordecedor sonido de la hélices se convirtió en el estrépito de la calle. Diferentes voces de hombres y mujeres con una cadencia repetitiva y en evolución ascendente salían al paso. Y digo al paso porque más bien parecía la procesión del Cristo de los Gitanos o el Prendimiento que ninguna otra cosa, del bullerío y el escándalo que se había formado. Las mujeres gritaban cosas incomprensibles de manera fanática, una especie de rezo a gritos que parecía querer acabar con la vida de alguien así, a puro chillido, o si se prefiere a puro cuchillido, que más bien parecían dagas infestadas que simples lamentos. Los hombres daban fuertes golpes contra los coches. El griterío conjunto era como una marea que avanzaba hasta desaparecer calle abajo para luego volver como la resaca y golpear de nuevo los oídos y los sueños de todos aquellos que intentábamos dormir. En cuanto conciliaba el sueño de nuevo volvía la barahúnda calle arriba y me despertaba a mí y a mis vecinos. Y de nuevo se asomaban caras pálidas y asustadas tras las ventanas, sin atreverse a abrir la boca, temerosos de que llegara hasta ellos la marea infernal, sin querer saber y queriendo, aparte de que cada cual estaba seguro de todo lo que pasaba, pues quien más y quien menos albergaba alguna razón que era del todo indiscutible. Yo por no dormir, imagino que como muchos otros, me daba a las conjeturas, y llegué a la conclusión de que las dos familias de gitanos que andaban a zarzazos de un lado de la calle hasta el otro intentaban dirimir su querella sin poder llamar al orden público pues la ley gitana así lo exige. Probablemente el hijo de una gitana había recibido una puñalada por parte de otro gitano, la razón es probable que fuera, o bien que alguien había descastado y arruinado el líbelo virginal de una de las hijas de otro, o bien que algún gitano se lo había montado con la mujer del otro. No se me ocurre otra causa válida más que el crimen sexual, si bien es posible que hubiera cualquier otra, una riña por controlar el negocio de la droga por ejemplo. Más me gustaría meterme en las elucubraciones de mis vecinos, y tal vez lo haga en otra parte, porque de seguro que ellos tendrán más información para contrastar con sus imaginaciones. Como bien podría hacerlo la regente de Tu Tienda Mari, justo frente a mi portal, a la que todos los parroquianos van a contarle sus disputas y sus historias. Para tres libros de los que nadie leería darían las confidencias que a esta cuentan, así que tal vez salga mañana a comprar el pan y la interrogue. Por hoy me tendré que conformar, como todos, con mis propias fábulas. Fuera lo que fuera aquello que lo provocara, lo que es indudable es que las dos familias de gitanos bailaban tarantos y bodas de sangre calle arriba y calle abajo, yendo a por el patriarca, el único con potestad para solventar sus causas y hacer justicia, y volvían de nuevo al lugar de los hechos, descontentos los unos y descontentos los otros, desangrados unos, desalmados todos.

Tras varias veces intentando conciliar el sueño y siendo despertado cuando llegaba al duermevela, por fin las voces callaron, o tal vez se entremetieron en mis sueños como los faldones de una camisa arrugada que uno no se quiere poner y ya forman parte de mi mundo onírico y real, para siempre y de una manera imposible de evitar.


martes, 20 de octubre de 2009

La barba de Schopenhauer

Decía Arthur Schopenhauer que «la barba, al ser casi una máscara, debería estar prohibida por la policía», para afirmar acto seguido que «además, como distintivo del sexo en medio de la cara, es obscena y por eso les gusta a las mujeres». Este verano se han dejado barba el Rey, el Príncipe y el portero del Real Madrid, así que yo me pregunto: ¿de qué habrían hablado este mes las revistas del corazón si la policía hubiese hecho caso a don Arthur Schopenhauer? Y, sobre todo: ¿será verdad que les gusta la barba a las mujeres? Yo me la dejé en pleno invierno y no ligué ni más ni menos, sino exactamente lo mismo: es decir, nada. Tampoco es que hiciera una encuesta para saber si estaba más agraciado, pero nadie me dijo que le pareciera obscena, y como a mi mujer le gustaba, pues qué carajo, me la dejé crecer. Al principio pica un poco, pero luego uno se acostumbra… ¡y qué descanso no tener que afeitarse cada mañana! Vale que yo me afeito una vez a la semana, pero eso no quita que a partir del octavo día me levantara todas las mañanas pensando: ay, si no me hubiera dejado barba, ¡qué pereza me daría hoy afeitarme! Luego está la cuestión de la seriedad: vamos, que la barba, como que impone. Te da un aire de gravedad. Para un escritor eso es fundamental: mira Tolstói, mira Dostoievsky, mira Hemingway, ¡mira Valle-Inclán! Cuando el editor te pregunta cómo llevas la novela, si no tienes barba estás perdido; en cambio, si la tienes, te mesas con fruición los pelos de la papada y respondes como un viejo lobo de mar: ¡viento en popa, marinero! El efecto es insuperable.

Desde luego, la barba tiene también sus detractores, y no solo el viejo Schopenhauer: que si en verano da calor y en invierno atrae a los fideos como el imán al polvo de hierro. Pero nada comparado con el placer que da dejarse crecer una buena barba. Y es que yo creo que, en el fondo, los hombres no nos dejamos la barba ni para gustar a las mujeres, ni para cabrear a los filósofos, ni para tranquilizar a los editores, sino para sentirnos un poco rebeldes. Rebeldes sin causa, por supuesto, pero rebeldes al fin y al cabo, que a cierta edad es lo que da más gusto. Por eso lo peor que nos puede pasar es que nuestra madre nos vea y diga: pues te queda muy bien la barba, hijo mío, ya era hora de que te la dejaras. Entonces no nos queda más remedio que encerrarnos en el baño y descubrir que el mayor placer de dejarse barba consiste en rasurarse de nuevo.

domingo, 18 de octubre de 2009

miércoles, 7 de octubre de 2009

Pamplinas

No recuerdo cómo, ni por qué, me encontré tumbado entre aquellas adormideras que infestan los sembrados de suelo arenisco. Más tarde, aunque también puede que ocurriera con anterioridad, tuve conocimiento de que su verdadero nombre era "pamplinas". Me parecía haber tenido algún tipo de fiebre, o que aún era presa de ella. No era muy capaz de distinguir las sensaciones ni los estadios por los que atravesaba mi pobre y aturdido cerebro. A mi alrededor todo, como si de la última pesadilla de Molière se tratara, se teñía de amarillo enfermedad, un amarillo que no se veía atenuado por la continuidad reflectiva del sol (Aviso: La palabra reflectivo no está en el Diccionario) ni por el imparable trino de los pájaros que revoloteaban a mi alrededor. Me quedaba preguntarme si aquel lugar en el que estaba formaba parte de un fin o de un principio, si se trataba del comienzo de algo o es que había alcanzado algún destino final, a partir del cual, se resolvería alguna de las muchas incógnitas que jalonan la existencia de cualquier ser cuya capacidad de raciocinio ponga en entredicho cada uno de los actos que acomete. Lo cierto es que no quería salir de allí. Bueno, no tenía ninguna inclinación a hacerlo, aunque también es verdad que de haberlo intentado no habría tenido posibilidad de llevarlo a cabo. ¿Qué era aquello que me mantenía paralizado y anonadado, si no la belleza de todo aquello que me rodeaba?

martes, 6 de octubre de 2009

viernes, 2 de octubre de 2009

Lo que faltaba...

"Desde que me comprometí con la candidatura de Madrid 2016, cuando termino un partido no sólo me pregunto cómo he jugado. Me pregunto también qué ejemplo he dado, especialmente a la gente joven.Tanto dentro del estadio como en mi vida diaria. Esos son los valores por los que trabajamos en la candidatura de Madrid. I believe. We believe."

Raúl, en Copehagen

lunes, 28 de septiembre de 2009

Auto-Auto-¡OGRO!


De nuevo (y no paramos...) nos regocijamos cual trol entre camachuelos por la publicación de la colección de relatos de Mavis Gallant, soberbiamente traducidos por nuestro querido Ogro.

Un libro que no nos deja indiferentes, pero que hay que saber saborearlo, despacio, que los cuentos esperan, como dice su autora. 1001 Libros

Los mejores relatos de una de las grandes cuentistas contemporáneas, publicados en España por primera vez en una sola obra. Cada cuento de esta genial escritora canadiense es un viaje a un lugar nuevo, donde el lector tiene la ocasión de sorprenderse y mirar su propia vida de manera distinta. La Casa del Libro

jueves, 24 de septiembre de 2009

Acknowledgments polbinescos

Estimados miembros y miembras del Colectivo:
Me llena de alegría y satisfacción saber que mientras yo defendía a capa y espada los cimientos del oulipismo autobombástico, el Colectivo Autobombo me daba su apoyo desde este espacio que resiste contra viento y marea.
Ante ello, solo puedo confesaros algunos datos relativos a la tesina:
- en la p. 63 aparece la palabra "autobombo".
- en la p. 127 aparece citada, en otro nuevo ejemplo de autobombismo, "Marta Polbín".
- en la p. 75 he conseguido colar la palabra "gilipollas" (porque me apetecía, qué coño).
- y en las pp. 38 y 106 se menciona a un tal Alberto Caturla.
Por otro lado, y aunque no salgan citados de forma explícita, quiero dar las gracias específicamente al miembro Pere Rovira (por pasarme artículos sobre el hipertexto en el último momento, el muy cabronazo), a El Ogro del Sí y la Zorra Alevín (por haberme pasado también un excelente trabajo sobre el hipertexto... que nunca leí, jeje) y a El Sargento Pioje, a Leli Vorratxes y a El Sapo Treze por su apoyo incondicional.
Por supuesto, hago extensivo el agradecimiento y el abrazo a todos los miembros del Colectivo Autobombo, pues suyo es también, indudablemente, este trabajo. Siempre vuestra,
Marta Polbín, magíster.

lunes, 21 de septiembre de 2009

Mañana es un gran día para el autobombismo

Y así lo celebramos por anticipación, y le deseamos todo el éxito (que es el nuestro) a la compañera Polbín en su defensa de tesina sobre el Oulipo y el hipertexto.

viernes, 18 de septiembre de 2009

Barcelona inaugura el primer punto canapé.

Ayer a las 20h se inauguró en Barcelona el primer gran canapé de espinacas. Este gran hojaldre ha estado dando cobijo desde primera hora, a centenares de barceloneses que se han acercado a mecerse entres sus hojas.

Dada la buena acogida que ha tenido esta medida anticrisis entre los ciudadanos, la organización y las autoridades están estudiando crear más puntos canapé. No son pocos los que se manifiestan a favor de esta medida que ayer el New York Times calificó como: "una iniciativa que, junto con los microcréditos de Mohamed Yunus, podrían darle un giro a este siglo".

Las asociaciones de vecinos, que siempre se habían mostrado recelosas, aplaudieron el requisito de estar empadronado en la ciudad para tener derecho al reposo vegetal.

Nadie es excluido en la ciudad, de niños a mayores flotan en la oscuridad de sus necesidades básicas.

Hay un nuevo amigo....

A buen observador....

lunes, 7 de septiembre de 2009

El autobombo, de moda en internet

Cuando hace dos años y tres meses (link revival) se creó este blog, el autobombo era un concepto pionero en las redes digitales.



Rápidamente, el todopoderoso Google nos catapultó a la pole position de las búsquedas relacionadas con autobombo. Algunos incluso pensaron que era obra de las artes oscuras de Fruitman, el grande.

Nada más lejos de la realidad. Ya pinchó la burbuja inmobiliaria, y el fenómeno autobombo se multiplica cuál conejo por las madrigueras digitales.

He aquí una selección de artículos que se han colado por delante de nuestra muy querida página cuando uno busca "autobombo" en google.es:


Se define como "la red social de noticias donde puedes hacer autobombo sin restricciones". Nada reseñable, salvo que son los primeros. Es decir, otro ejemplo de que Google no siempre acierta, no en vano, es un puto robot.


Estupenda publicación que, además de un magnífico eslogan, cuenta entre sus entradas con la siguiente perla. Resulta que autobombo.blogspot.com mencionó que un determinado blog hacía autobombo. El autor de dicho blog se enfadó y le envió estos mensajes:

"QUÉ CARAJO ESTÁS PONIENDO VOS COBARDEMENTE EN LA WEB QUE YO HAGO "AUTOBOMBO"??? SACÁ YA MISMO ESO DE TU BLOG DE MIERDA PORQUE TE ENVÍO A MI ABOGADA
(...)
Ya estás escrachada en todo facebook, como corresponde, por envidiosa e imbécil"

Esperemos que nunca jamás ningún lector nos escarche en todo facebook. Sería el final de autobombo, la más cruel sentencia de muerte.


Tras mencionar que "el autobombo es un movimiento muy fuerte", el autor del artículo nos descubre la creación de Autobombeame, una red social para darse autobombo. Actualmente ya no existe.

"La autopromoción o el autobombo no sólo es clave en el mundo de los blogs, también lo es en el mundo de los artículos científicos". Tras esta cita descubrimos un curioso artículo que analiza el fenómeno según el cuál los artículos científicos se envían masivamente entre las 16h y las 16h.10min.

"En realidad "hacer autobombo" no es lo mismo que "lucirse", ni demostrar que eres muy listo... Una persona puede lucirse y luego hacer autobombo, pero también puede hacer autobombo y luego ser un inútil."

Y yo digo, verdad como un pino. Descubierta en un foro en el que alguien solicita maneras alternativas de decir "hacer autobombo". Otro amable lector del foro nos aclara que "Self-praise or self-flattery would be some ways to describe autobombo. I'm so good a this you wouldn't bel¡eve it!". Predicando con el ejemplo. Sugiero que contribuyamos con una entrada en el foro.

P.D. La imagen que ilustra esta entrada es una foto intitulada "autobombo", que podéis encontrar en Flickr haciendo clic en la imagen.

P.D. 2 La inspiración para esta entrada se la debo a Tesorera Polbina y su descubrimiento de que alguien se ha quedado con nuestros 590,000 euros.

addendum: el sapo

Aunque ligeramente fuera de plazo, una nueva (quizá definitiva) contribución a la historia del sapo y la princesa, by Seth MacFarlane.

sábado, 5 de septiembre de 2009

Creiste que me habìa roto cuando me quedè sin habla.
No te vi venir pero sospechè de ti...sobre ti...acerca de ti...
no sabìa que eras tù hasta que no leì tu nombre.
Me preguntaste què, en què estaba pensando.
Yo no tuve valor para decirte que en nada.
No estaba pensando en nada mientras estaba contigo,
junto a ti.
Què poco valor tenemos los hombres
que yacen junto a las mujeres.
.
El ruido que escucho debe de ser el que hago yo mismo
mientras hago un conjunto vacio.
No es cuestiòn de hechar las cuentas.
Es uno mismo mientras no es nada.
.
Por mucho que te diga en què estoy pensando
no llegaremos a buen tèrmino.
Machacaremos el instrumento
para dejar escapar un latido.
Siempre nos sabrà a poco el grado de satisfacciòn.
Explicaremos el talento que trabaja en ello.
No fui yo no fui yo. No sabrè en què estaba pensando.
Què puñado podrìamos juntar. Sin valentìa no hay
derrota.
Los sueños ganan a los pensamientos por màs de un cuerpo.
.
No sabìa lo que estaba haciendo.
.
No lo sè.
.
Los sueños ganan a los pensamientos por màs de un cuerpo.
.
Lo que pueda pensar no es una garantìa.
En què piensas no resolverà aunque asì fuera.
No te dije què porque allì dentro
habìa un tumulto silencioso difìcil de aclarar.
Què esperabas no lo sè.
Què esperaba no lo sè.
Tanta espera es terrible terrible.
Nuestras lenguas esperan la saliba de aquel que lame sin saliba.
No puede decir nada, y si asì pudiera no serìa nada bueno.
.
Toda esa maldad tan real en la que crees que yo me dispongo
es, simplemente es.
No hay nadie por encima de mì.
No cumplo las òrdenes de nadie.
Cuando hago y lo hago mal de nuevo
no recibo las òrdenes de nadie.
Cuando crees que te hago feliz no recibo las òrdenes de nadie.
No hay nadie por encima ni por debajo de mì.
No hay nadie en mì.
.
Los sueños ganan a los pensamientos por màs de un cuerpo.
.
Si hay alguien o algo a punto de saltar no lo sè.
Sòlo lo sè cuando ya ha saltado.
En este punto,
¿què es lo que vas a decir?
¿què es lo que vas a preguntar?
¿què es lo que vas a pensar?
¿què es lo que voy a pensar?
.
¿A quièn vas a creer?
.
Creer y sentir no es lo mismo pero cuando las fechas ya se han hecho no es lo que màs importe. Seràn. Estaràn. Seguiremos. Haremos carrera. No habrà una lìnea clara que seguir o a la que llegar. Los pensamientos saldràn despedidos confundièndose con las briznas de hierba, los pedazos de tierra, las babas escupidas, no pareceràn pensamientos, no habrà en què pensar.
Este es el espacio que no queda para soñar.
.
Los sueños ganan a los pensamientos por màs de un cuerpo.

LA CONTEMPLACIÓN PROFANA, UN MUNDO DE EXTRAÑEZA.


Hay momentos en los que soy un sueño de mi mismo capaz de invertir horas en no hacer y no pensar nada.
Ayer por la noche mientras observaba un grupo de golondrinas e intentaba seguir a una con la mirada me pregunté en qué pensaba y no pude dar con nada. Tal vez pensé en lo difícil de ser un animal y lo difícil que es ser animal-hombre.* Pero no quiero apartarme del propósito de este texto. Ayer no pensé todo esto mientras miraba a las golondrinas. Tal vez, mirarlas ayer sirviera para tener algo en lo que pensar hoy, pero ayer, ayer no pensaba.

Intuyo que a muchos les sucede lo mismo y siento curiosidad por saber qué piensan ellos de esos momentos en los que son conscientes de no ser excepto por los impulsos eléctricos que sus sentidos propagan por su cuerpo. La realidad se aleja y todo parece tan familiar, como cercano y distante.

Hace años que me interesa este tema, aunque para no parecer pretencioso pocas veces lo comento con otros. Puede que lo que me intrigue sea el reposo. Un momento de silencio interno que provoca la saludable contemplación.

Me reconozco desde pequeño absorto en trozos de realidad que me parecían agradables: la montura de un espejo, las protuberancias del estuco, el punto en el que se unen dos papeles de pared, unas escaleras, el dibujo romboide de la barandilla de la terraza de mis padres... no estoy hablando aquí de los ejercicios Amélie Poulain que todos practicamos de una forma feliz, sino de algo agradable y enrarecido en los objetos.

Creo que mi forma de proceder en esos momentos no es la de observar el objeto como tal, sino, de una forma misteriosa, acabar siendo parte de él o tal vez acercándolo hasta que es parte de mí. Intentaré explicarlo de una forma más clara: hay un momento en el que el objeto se vuelve tan reconocible, tan cercano y la vez tan inmóvil que me causa un rechazo instintivo porque sé que por mucho que lo mire o lo toque no podré abarcarlo. En ese momento, el objeto entra en mí provocándome una sensación de angustioso rechazo que cautiva mis sentidos. Algo parecido al pánico celular que siente el adicto cuando le falta la droga. Uno quisiera penetrar el objeto con los dedos, entender de qué está hecho, de dónde viene, cómo funciona o es posible que sea así. Un asco asciende entonces mis nervios ante ese objeto que se convierte en parte de mí como algo ajeno y familiar a un mismo tiempo.

No creo que tienda a personificar los objetos que contemplo aunque es cierto que tiendo a ponerme en su lugar. Por ejemplo, mientras escribía el párrafo anterior he estado mirando las hojas de un árbol; en seguida mi mirada se ha detenido en una hoja e inmediatamente he pensado en el sol que incide sobre ella y en como, mecida por un suave viento, absorbe esa energía y la transforma en crecimiento; he pensado también en el hecho de que esté ahí suspendida y en cómo crecen los árboles, todos los árboles de mi vida, el tacto de las cortezas, los juegos alrededor de su tronco; el viento que los zarandea y a veces los rompe, pero éste no se quebrará hoy, éste sigue creciendo, tal vez indiferente, a los coches que lo rodean y los gritos de la ciudad.

Conforme avanzo en el detenimiento y la observación, la hoja del árbol va cobrando entidad y su relación conmigo aumenta hasta un punto en el que me digo: "es tan sólo un árbol, es tan sólo una hoja" pero sé que no es sólo una hoja porque su inmovilidad, a pesar del balanceo, es ya mi inmovilidad y ese acercamiento, ese reconocimiento, comienza a ser insoportable cuando la hoja ocupa todo mi mundo y ahí empieza el rechazo, el asco, el pánico celular hacia la realidad observada. Instintivamente aparto la mirada e intento distraerme para que esta no caiga sobre otro objeto.
Si en un principio la contemplación me alivia de la conciencia, llegado un punto ésta reaparece con redoblada fuerza para arrancarme del objeto diciendo: "déjalo, es incomprensible, es tan sólo una hoja".

Tal vez me asusta la certeza de que mi debate interno tendrá como respuesta la inmovilidad indiferente del objeto.

Reviso las definiciones de contemplación y meditación y se habla de "tranquilizar la mente", de "silencio interno", de "desapego de pensamientos y sensaciones". La contemplación que practico, o mejor dicho que me sucede, es: azorar la mente, un silencio lleno de ruido, un flujo de pensamientos y sensaciones.

Pero no es tan sencillo, al menos no es tan plano. Como decía al principio de este texto, lo primero que me sorprende es no poder decir en qué he pensado tras uno de esos momentos contemplativos, la sensación de no hacer y no pensar nada. Es cierto que si los reviso, puedo describir ciertos procesos mentales que llevo a cabo durante esos espacios de tiempo; pero esos procesos están ocultos cuando la contemplación me sucede. Durante el proceso, una parte de mi mente sigue la definición y se tranquiliza, se silencia, pero hay otra muy activa.

Si la contemplación busca partiendo del mundo, ausentarse de él, mi forma de mirar se evade del mundo adentrándose en él. Una, parte de lo externo para llegar al interior del sujeto; la otra, parte de lo externo para llegar al interior de lo externo. La diferencia básica es ésta: adentrarse en el cuerpo o en la materia; silencio o diálogo. Podría decirse que practico, involuntariamente, una contemplación profana, ajena a toda concepción clásica de un método que, en principio, persigue acallar la conciencia.
La contemplación profana se adentra en la materia para encontrar el silencio y desembarca en un mundo de extrañeza.



Notas
* El clásico argumento de los que dicen: "es un animal, no piensa, tanto le da ocho que ochenta" no me sirve porque equivale a decir del hombre que por ser un animal racional no hay problema al que no encuentre solución.
La Zozobra Non Liga


¡Pues yo no he visto un duro!

Hoy en El País dicen que nos han dado 590.000 euros, ¿alguien ha visto la pasta?
http://www.elpais.com/articulo/espana/Gobierno/Matas/pago/agencia/amiga/590000/euros/autobombo/elpepuesp/20090905elpepinac_8/Tes
Tesorera Polbina.

lunes, 31 de agosto de 2009

Sobre parnasos...

Rescatemos estas palabras de Juan Goytisolo, ni que sea por su brillante inicio...

"Cuando leí la propuesta de una diputada argentina de trasladar solemnemente los restos mortales de Borges desde Ginebra, en donde falleció, al cementerio bonaerense de La Recoleta para su eterno reposo junto a los próceres y padres de la patria, incluida Evita Perón, me puse a temblar. ¡Otra vez la ceremonia grandiosa, los discursos grandilocuentes, la exposición del féretro en el Congreso de los Diputados, las notas vibrantes del sacrosanto himno nacional! Quizás esta dichosa exhibición de autobombo a la que son tan proclives -probablemente por contagió francés- los países de lengua hispana convenga a los héroes y caudillos o a los vates y artistas identificados con los valores y rasgos del país en el que nacieron." [...]

y la no menos iluminadora cita a Ferrer Guardia final:

"Deseo que en ninguna ocasión ni próxima ni lejana, ni por uno ni otro motivo, haya manifestaciones de carácter religioso o político ante los restos míos, porque considero que el tiempo que se emplea ocupándose de los muertos sería mejor destinarlo a mejorar la condición en que viven los vivos, teniendo gran necesidad de ello casi todos los hombres".

http://www.elpais.com/articulo/opinion/dulce/senuelo/inmortalidad/elpepuopi/20090831elpepiopi_5/Tes

El Burrot Català

jueves, 13 de agosto de 2009

En relación a la nueva portada, que desde China aporta Lelishop (Desobedeciendo las normas, Liu Xiaodong, 1996), vean esta otra imagen, tomada ayer mismo en las calles de Shanghai (noten asimismo los característicos andamios de Shanghai, de bambú):



Y es que, si algo aprendo en este seminario sobre diseño en China, donde tanto se habla de urbanismo y arquitectura, es que en China, lo del autobombo, les va, y mucho. Un beso fuerte

jueves, 6 de agosto de 2009

Epígrafe homenaje

"La cosa empezó en un auto y al final acabó en un bombo".

Eza Quilla I


Felicidades para la Quilla más profética. Pronto tendremos que inventar un nuevo anagrama.



domingo, 2 de agosto de 2009

epìgrafe (fe)

Èl._Somos muchos y es necesario que cada uno aporte su parte. Despuès del sacrificio de los animales importantes, inmolamos el resto.

Denis Diderot "El Sobrino De Rameau"

Epígrafe (5)

En la primera página y en una hoja de papel de seda que cubría una de las láminas en colores había estampado un óvalo azul con esta inscripción: Orbis Tertius.

Jorge Luís Borges, Ficciones

sábado, 25 de julio de 2009

Epígrafe (4)

"Deberíamos aprender a vivir mucho más en
las escaleras",

Georges Perec, Especies de
espacios

martes, 21 de julio de 2009

Danza de Muerte

Para Textando

Cuán ardua tarea la mía
la noche se cierra oscura
sobre el Ático

Llega ya la melancolía
es la partida una tortura;
más se bebe rico

Sus miembros están reunidos
entorno al bello cadáver
ese exquisito

El primer canto, quejidos
ai! pronto pasa el haber
cuán presto, éxito

Burrot grande el ¡Para! Texto
Quilla empezó en un auto
Enana cronista

Caballero, eterno anexo
Zozobra guante incauto
!Ogroísta!

Leli, la reina de la república
popular, la.. república
popular

¡Os invito al Averno!

lunes, 20 de julio de 2009

ATICO-CITA, A modo de presencia

-Ostipa! jo no podré ser-hi! Me'n vaig a Lapònia, a la recherche d'arrels perecquianes...

- vols dir Polaina...

- és el que he dit: Bolònia!

-ehhh... pues se va a liar parda.

-merda, i doncs? l'Àtic ex cita...

-Mmmm, ¿l'Àtic o cita'l?

'El lunático ha dicho: ¡no hay (A)Dios!'
(Salmo, refrito por Sargentus Parnásicus)

domingo, 19 de julio de 2009

Epígrafe (3)

"La distancia más corta entre dos puntos, cuando aparece un obstáculo, es la línea curva",

Galileo Galilei, Bertolt Brecht

viernes, 17 de julio de 2009

Epígrafe (2)

Nada está construido en la piedra. Todo está construido en la arena. Pero debemos construirlo como si la arena fuese piedra.

J.L.Borges

Monterranasaurio

"Cuando despertó, la rana ya no estaba allí..."
El Sapo Treze.
P.S.: ¿Vale por lo menos para quedarme en el banquillo de los acusados?

miércoles, 15 de julio de 2009

Dar voz a la bombina (Donde se cuenta su verdadero final)

A veces el cansancio, la pereza o simplemente la desidia le hacen cometer al narrador actos de meridiana injusticia al soltar muletillas del tipo "para abreviar".

El sapo -sí, Zozobra, tienes razón: es un sapo, no una rana- bombina bombina (para los incrédulos, visiten: http://www.alaquairum.net/bombinas.htm ) mandó a un miembro del colectivo un sobre lleno de babas, con varios mosquitos estampados, sumergible y resistente a las pestilentes aguas de la charca que contenía la siguiente nota:

[La caligrafía a sapos se torna ilegible; la cursiva, como se verá, parece no responder únicamente al efecto de escribir sobre las ondas.]

...recuerdo que aquella lejana mañana un vendaval, un huracán asoló la soledad y calma de la charca: el vuelo ondeado de unas cortinas dibujaba peligrosos arabescos en el aire que en el agua se traducían en tsunamis demasiado peligrosos como para practicar surf sobre algún nenúfar. Capeado el temporal como pude, unos enormes faros sondeaban las alturas desde su atalaya. La mirada, mezcla de suficiencia y altanería, venía acompañada de una mueca de asco por haber metido una gigantesca anca en mi agua estancada. Quedé paralizado ya que la súbita presencia había encendido en mi vientre granate - mutado a colorado - una esperanza. Quizás debe explicarme. Las bombinas vivimos entre cinco o seis rotaciones de la tierra en torno al sol. Yo ya llevaba, si los ciclos no me fallaban, cinco. Uno de los efectos colaterales de la metamorfosis en la que poca gente ha caído es que acabas adaptándote a la escala de tiempo de tu última forma o estado. Eso me ha llevado a escribir en una de mis nervadas hojas favoritas una aporía temporal que no se os escapará a los bombines. Si volviera a ser el que fui, cuántos años hubieran pasado para mí. Harto estaba de buscar desencantadoras chicas que me dejaban cada vez desencantado -quiero decir triste-, sin sacarme de mi condición de batracio inquisidor y de ese meandro sin salida. En aquella ocasión intenté con mis reducidas dotes de ligón de piscina maloliente persuadirla de mi desgracia en su versión convencional, alardeando de lo que alardean mis compañera de especie, las ranas toro. Pero no hubo manera. Demasiado poca retórica para tamaña empresa.

Así que, aparte de dejarme anclado en mi especie y -lo más grave- no resolver el enigma de mi vida, aquel no beso me condenó a una pronta desapo

Aquí la nota acaba abruptamente. El resto de la historia, camaradas, ya muchos la habéis contado de insuperable manera.

El Burrot Català

La rana que quería ser feliz

(versión libre de la rana, por pere rovira)

Tranquilamente, caminaba ella por el paseo, faldas en ligero pero suficiente contoneo. Mirada alta pero suficientemente ligera para poder posarse sobre lo que atrayera su atención. Entonces, y para abreviar, se volvió hacia la rana, y la rana le dijo:

- ¡Cuidado! Casi me pisas.
- ¿Y tú de dónde sales? - contestó sorprendida ella.
- Soy un príncipe. Es decir, era un príncipe. Quise abdicar y me convirtieron en rana.
- ¡Quiero besarte!
- Te lo agradezco, pero aunque al principio pasé una depresión de caballo, he llegado a la conclusión de que prefiero ser rana que príncipe.
- ¿Por qué? Podríamos vivir juntos, tendríamos dinero, hijos, seríamos felices. ¿Acaso no te gusto?
- Eres guapilla, sí. Pero no eres tú el problema. Me gusta ser rana. Soy feliz croando. Soy feliz en la charca. Soy feliz escondiéndome de los muchachos y evitando que chiquillas como tú me aplasten con sus afilados tacones.

Y, contoneando ligeramente sus faldas y sus dudas, ella siguió caminando. Al poco, sin embargo, se dio la vuelta. Algo no cuadraba. Buscó a la rana. La apresó violentamente. La besó a la fuerza.

-A mí nadie me dice que no. Y menos una rana, imbécil.

Y ahora sí, tranquilamente, siguió caminando en dirección a Atocha, sin ni siquiera esperar a la transformación de la rana en príncipe.

Como la vida misma.

Enésima versión (a expensas del juicio que acaba bien...)

Entonces: adverbio.
-¡Sé no, sé no! - exclamó el Mastodonte del Sí (que amamantó a dos italianos que aun con bombines de leche -mientras follaban al grito de "¡Seno, él ama camaleones!"- fundaron Morfentera, donde había versiones de azúcar para lamer. Se cogieron tal viaje que el metatexto les duró toda la paramorfosis. Y a la mañana siguiente mientras llamaban a la puerta pensando que nadie se acordaría de nosotros, retumbó: ¡CROA! (Comité de Ranas o Armadillos))

por Lenyn Timar


PORQUE TÚ
NO
LO VALES


DIA 15: LA HORA DEL JUICIO

martes, 14 de julio de 2009

Nona versión de la rana transformada

Nunca la tranquilidad caminó ella por el paseo, las faldas que recibían mal ese nombre, el sinuoso movimiento que reta el vuelo. Mirada digna pero superviviente que la obliga a fijarse en lo que merezca atención. Entonces, no entraremos en la retahíla de sus desventuras, se volvió hacia la rana, y el amfibio dijo:

-Besáme, soy un prínsipe.

Su tacón afilado se insertó con sinuoso sonido en la verdosa viscosidad del sapo.

-Créeme, no estoy yo para aguantar borbones gangosos.

Recordó, sin embargo, el poder alucinógeno de las ranas venenosas sudamericanas y le dió un lametón. Mientras sus mal llamadas faldas seguían su último contoneo, ella caía al suelo del paseo. Se adentró en los filamentos de la tela del cuadro de un pintor loco, entendió la holografía de la costa de Formentera, proyectó una inmobiliaria en Camerún, e inició un viaje que la llevaría por varias regiones paratextuales: se hizo epígrafe, se intituló reina de la República, notó que las citas comían sus pies y se distendió como clara de huevo hacia las orillas del texto. Murió sin tiempo para echar de menos a la rana.

Por Zorra Alevín.

domingo, 12 de julio de 2009

El octavo pasajero, por El ogro del Sí

Caminaba yo por el paseo sin prisa pero sin demora con mis pensamientos al viento y algún que otro remordimiento en la recámara. Llevaba la mirada gacha y casi no quería levantar cabeza para no tropezar con ninguna piedra. Entonces como no había tiempo que perder decidí encontrarme con un bombín y el bombín, que había decidido quedarse allí tal vez con la intención de confundirme sacó una voz de su interior de fieltro y me dijo:

-Patéame que no llevo piedra dentro.
-¿Y eso cómo puede ser? Serías el primero -le contesté yo sabedor de lo peligrosos y embaucadores que pueden ser los bombines- en la historia de los sombreros con sorpresa.
-Que no hombre, si no me crees mira en mi interior. Yo no tengo nada que ver con sombreros que se tragan serpientes que se comen elefantes, ni tengo tres picos, ni soy de copa. Si ni tan siquiera me ha hecho un sombrerero loco, hombre...
-Pues no sé yo ¿eh?. Es que si intento mirar debajo a lo mejor me muerdes, que sois muy traicioneros los bombines. Además anoche estuve viendo El condón asesino y me da cierta paranoia. ¡Quién sabe si no me transmites alguna enfermedad!
-¡Que no hombre, que no! Que debajo de un sombrero siempre hay una buena cabeza, la mayor parte de las veces calva, pero eso ya es otra historia.
-No sé yo, no sé -le contesté todavía pensando si merecía la pena seguirle el juego.


Entonces, sin previo aviso, le di un patadón tremendo y salió volando por encima del pretil del paseo hasta que fue a dar con su absurdo cadáver (yo pensaba en ese momento que lo había asesinado del puntapié) en la superficie del mar y allí siguió hasta que yo, con mis remordimientos renovados, me lancé también al mar y me agarré de su ala. Entonces el ala comenzó a tirar como si se tratara de una lancha motora y me arrastró con él. Cruzamos el charco y llegamos a Mar del Plata. Los argentinos me cansaron y pronto me fui a Marsella donde conocí a un pintor tonto pero que hacía bien su trabajo. Tras esto me fui a Isla Mauricio a abrir una sucursal bancaria, pero como no me salían las cuentas pronto me agarré de nuevo al ala y seguí navegando hasta Australia. Allí me hice amigo de un aborigen barbudo que me obligó a comer unas yerbas y a darme cuenta de que mi destino estaba en Europa. Me compré una caracola menorquina que me teletransportó mágicamente hasta la isla. Conocí a un alemán que había sido chamán en Méjico y me dio a probar el peyote. Nos caímos bastante bien y hacíamos el amor todos los días enroscados en las olas que rompían mansamente sobre los riscos de la playa. Me llevó con él a Berlín, donde conocí a una bombina de la que me enamoré locamente. Kreuzberg me flipó. Y no, no eché de menos a la rana.

sábado, 11 de julio de 2009

Séptima versión

Pese a la desesperación que la había empujado a subir corriendo hasta la azotea de ese rascacielos de oficinas, miraba con tranquilidad el punto exacto del pavimento donde, si sus cálculos no fallaban, debía impactar –y esparcirse– su exultante figura. Su falda ondeaba al viento, lista para convertirse en un inútil pero poético paracaídas. Estaba preparada. Cinco, cuatro, tres, dos, uno…

- Pruébame, damisela, y sabrás por fin en qué consiste la felicidad eterna-, croó a sus espaldas lo que parecía una escuálida ranita.
- No trates de convencerme de nuevo, amiga mía. Hoy nadie, y menos un reptil apestoso, puede detenerme.
- Lo único que te pido es que postergues un minuto el gran salto hacia tu muerte. Y que me beses.
- No lo veo yo muy claro. No me gusta perder el tiempo.
- Si lo haces te prometo todo aquello que una moza como tú ansía en sus noches de insomnio: una librería en Atocha, cinco hijos hermosos, un marido italiano, treinta agostos en Palma de Mallorca, una cocina con tres fogones y una buena copia de El Beso de Klimt. ¿Qué más puede una desear?

Cuando el forense llegó al lugar de los hechos, tuvo que cerrar los ojos durante un buen rato para calmar las náuseas. Allí, bajo las orillas de una falda color celeste y entre los restos de un cráneo hecho pedazos, asomaba la lengua, todavía húmeda, de un diminuto y ya por siempre inofensivo anfibio.

- Qué crueles y desconsiderados son los suicidas de hoy en día-, profirió para sus adentros-. ¿Qué les cuesta mirar hacia abajo antes de tirarse al vacío? Pobrecilla.

Eza Quilla I

Primera propuesta epigráfica y recordatorio creático

Ahí va la primera propuesta de epígrafe para la tesis defendida por El Burrot Català (primer doctor autobombástico) el 1 de julio de 2009:

“Es una irresponsabilidad viajar, incluso vivir, sin tomar apuntes”, Franz Kafka.

No estaría mal que el Dr. Burrot enviara a los miembros del Colectivo un ejemplar de su tesis (o por lo menos un resumen), para que los que no han tenido la oportunidad de leerla ni de asistir a su defensa puedan participar en esta nueva propuesta con conocimiento de causa.

Se sugiere también que las propuestas epigráficas se hagan de forma anónima, de modo que cuando llegue la hora de elegir el mejor epígrafe las votaciones se hagan desde la más estricta imparcialidad. También se recuerda que cada cual puede participar con cuantas propuestas desee, por lo que cuantas más envíe, más posibilidades tiene de que sea la suya la que acabe resultando vencedora. Y, al parecer, El Burrot Català se ha comprometido a incluir el mejor epígrafe en la edición venal de su tesis...

Por otro lado, recordamos a todos los miembros y miembras del Colectivo Autobombo que el CREA (Comité por la Recuperación del Espíritu Autobombástico) lanzó una OPA hostil (bigaje, por cierto) el pasado 15 de junio, en la que se conminaba a escribir y publicar una versión de "La rana transformada", bajo la cruel amenaza a aquellos/as que no cumplieran con dicha misión de ser enviados a hacer compañía a Lenin Tymar... A día de hoy, faltando 4 días para el cumplimiento del plazo, solo Leli Vorratxes, D Tovi FranjaReza D Rotura Decente, Marta Polbín, La Zozobra Nonliga Besalento y S.M.R. la Enana (sic), por estricto orden de publicación, han cumplido con el cometido. Es de imaginar que algunos de los pesos pesados del Colectivo que aún no lo han hecho es porque están esperando hasta el último momento para tenernos a todos en vilo y pendientes de ellos...

Salud y autobombo, camaradas!

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