El escribano analfabeto.
Cap. V La aparición de Franja Reza.
Por entonces, escribano trabajaba compulsivamente por las mañanas. Su sistema era éste: al despertar bajaba a la tienda más cercana y se proveía de zumos con azúcar, zumos y más zumos; una vez en casa se sentaba frente a la máquina de escribir con el propósito de acumular tantos poemas como fuera posible, uno por folio. Y ahí se quedaba hasta las cuatro o cinco de la tarde con los zumos y unos cuantos cigarros de haschis como único sustento. Una de aquellas tardes recibió la llamada de su amigo Franja Reza. Pretendía trasladarse a Barcelona y nuestro escribano no dudó en ofrecerle un camarote en la nave.
Con esta nueva compañía empieza el tercer nacimiento del escribano.
Como con todo buen y viejo amigo, con Franja sobraban las palabras en los aspectos domésticos. Ambos se movían por el piso como una bandada de pájaros, como egipcios capaces de situar piedras en posiciones imposibles, al unísono. Trabajando lo justo fuera de casa, pasaban los días cada uno en su camarote y en mutua compañía. La nave surcaba mares poderosos y benévolos; los folios se acumulaban escritos y la mayoría de los días veían amanecer envueltos en el salvaje graznido de las gaviotas.
Un buen día, los cambios son siempre producto de un buen día, su casera les subió el alquiler y nuestro escribano, abrumado por el próximo proceso de buscar piso abandona la nave para viajar a Irlanda. Iba en busca de un invierno de vientos y lluvia; cuervos, musgo, cementerios como jardines escondidos y eso es exactamente lo que encontró pero aún hubo más...
2 comentarios:
más! más!
- bien bien... espero... me gusta Irlanda (quizá porque nunca he estado allí)
- me sumo a las loas para Antártica
(give me five! aunque la peli La pistola de mi hermano...)
- el último viaje fantástico ha sucumbido al síndrome 'pescadilla'?
yo también cliqué y no hubo tal transmutación...
abraso
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