jueves, 10 de marzo de 2011

Pequeñas historias de un niño llamado Max

El pequeño Max se aburre en el salón mientras completa una larga lista de sumas. Sesenta y cuatro más dieciocho, ochenta y dos; veintitrés... fuera el día es soleado y la nieve cubre el jardín. La escuela está cerrada pero por la tarde se hará allí un concurso de muñecos de nieve. El pequeño Max sale a buscar a Zoe con los deberes a medio hacer y deciden hacer el mayor muñeco de nieve de la Historia para el concurso pero enseguida se dan cuenta de que es muy trabajoso dar volumen a las bolas y de que se les helarán las manos antes de acabarlo. Entonces, el pequeño Max se ofrece para meterse dentro del muñeco y así darle volumen. El pequeño Max gana el primer premio pero el galardón le deja helado. Cuando Zoe rompe el muñeco para abrazarle, su amigo es un impávido y gélido muñeco azul lleno de carámbanos.

1 comentario:

polbín dijo...

Jajaja, me he partido con este... Me parece que la "solución imaginaria" (por hablar patafísicamente) que encuentra Max para ganar el concurso no solo es genial, sino que muestra de un modo genuino su carácter y su manera de ser: esto es puro teatro, por sus acciones los conoceréis (y no por lo que el narrador diga de ellos). La lección que nos da este Max creo que es muy importante: mostremos a Max, no lo expliquemos.
Fantástico, Virna, esto va pero que muuuy bien (si se me permite el juicio impresionista...).
¡Mañana Maaaax!

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