viernes, 18 de abril de 2008

La Zozobra presenta: huevo o gallina. Escribano o lector.

Cap II


Entre semana, cada mañana tomaba los cuarenta y cinco minutos de autobús hasta el colegio. Al frente, junto al conductor, se sentaba el abnegado profesor de turno que, tan dormido como los alumnos, se veía obligado a ejercer de buena mañana su autoridad. Era un transporte lleno de jerarquías: los pequeños delante y los mayores detrás; había luchas de poder, sobretodo en la última fila donde no sólo había que ser mayor sino además tener cara de malo. Escribano procuraba pasar inadvertido, rodearse de los buenos, no de los tontos, y sentarse junto a una ventana que le permitiera ensoñar a veces acompañado por la música que procuraba un "play".

Era un colegio rígido, serio, uniformado, que sus padres habían elegido por la supuesta calidad de su profesorado. Cada aula estaba presidida por un cristo y una virgen. Religión, censura, mucha religión en el aire y una consigna en la pizarra para cada día: "no se juega ni con palos ni con piedras".

El pequeño escribano no escribía ni leía más de lo que las clases y los exámenes exigían. No era un buen estudiante pero contaba con la simpatía de los profesores y nunca tuvo que estudiar en verano. Un chico inteligente y vago. Los cursos se le antojaban interminables divididos amablemente por las vacaciones y los fines de semana.

En el patio, excepto en octavo de EGB, nunca jugó a nada que no fuera hablar, palos, piedras. Su grupito nunca pasó de cuatro y básicamente siempre fueron dos. La excepción de octavo es importante porque supuso su integración forzada en el grupo. El pequeño escribano quedó solo ese año, así que acabó por correr con los demás tras la pelota llegando a participar en un torneo de futbito siendo un defensa de lo más aceptable y sí, ese curso se integró.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

me has hecho recordar mi autobús del cole. era el más pequeño de todos, el que iba por el baix llobregat, y contaba con un sinfín de personajes -tuvieran la edad que tuvieran-. además, estaba ilegalmente sobreaprovechado para que cupieran más niños. de vez en cuando nos paraba la poli...

Anónimo dijo...

...creo que desde que salì de la escuela no he querido volver a entrar en una...hay gente, màs de la que me gustarìa, que querrìa volver al instituto. Yo no. Pandilla de zoquetes inadaptados a su propia existencia. No es que yo sea mucho mejor, ni siquiera un poco, pero la verdad es que a medida que nos alejamos del parvulario ya nada volviò a ser lo mismo. Ni siquiera un poco.
¿Cuàntos habeis dormido a un niño de menos de dos años?Yo ya lo he hecho dos dìas, hoy ha sido el tercero. Si no estàn conformes, pasan de la llantina irrefrenable a un sueño profundo de una manera vertiginosa. Despuès todo està donde deberìa.
Es mentira que el tiempo pasa lentamente. Es mentira.
Tengo la sensaciòn de ser un desfigurado. Cada vez que echo mano de mi cara se vuelve de arcilla fresca. Mis manos de arcilla fresca. Y alrededor no hay elecciòn posible, el entorno se endurece y le resulta sencillo hundirse en aquellos que tienen las entrañas hechas de arcilla fresca.
Una vez que nos alejamos de los juegos de otoño con la maestra, de las pinturas de cera y la caligrafìa torpe, de las manualidades y la plastilina, de aquellos tapetes verdes que atravesabamos a travès de las cartulinas con inofensivos punzones...¿por què habrìa de creer en aquellos mediocres?
Ojalà ardan todos esos colegios de los que ahora nos acordamos para que no den cobijo a ningùn tipo de esperanza...ojalà sacrifiquen a los pocos buenos profesores que allì habìa, para que los niños no miren a los ojos de sus padres y destruyan a sus padres y se destruyan a si mismos.
Pero no os confundan mis palabras. Yo, quiero tener una niña. Quiero
criarla. Quiero mandarla a esos centros. Quiero exponerla a todo eso. Tal vez se llame Exterminio.

Agustin dijo...

es bueno escribir sobre la propia experiencia.

Anónimo dijo...

ya tengo ganas de que esta entrañable historia llegue a nuestros días y el colectivo se vea incluido en ella.

Anónimo dijo...

...y el escribano empiece a contar cómo un buen día decidió escribir su historia y esto se convierta en un mise en abime eterno...

Anónimo dijo...

Escribano como dice Agustin lo estamos leyendote y tambien queremos llegar a ser parte de esta tu experiencia, queremos la siguiente entrega...

Clamamos contemporaneidad!

o quizá una regresión intrauterina o una reencarnación bereber...

Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.