lunes, 28 de febrero de 2011

Pequeñas historias de un niño llamado Max

El pequeño Max dice “¿Vale que yo era un dictador y tu eras el pueblo?” Zoe acepta porque le gusta eso de ser ella todo un pueblo. El pequeño Max le explica entonces que ella tiene que hacer todo lo que él diga i le ordena que limpie la cabaña del árbol. Zoe coge la escoba y la pone como una lanza a punto para la batalla al grito de “¡Revolución! ¡Venganza!” Max retrocede, pero de espaldas no ve que el suelo de la cabaña termina y empieza el espacio para volar. Al caer del árbol su cabeza explota como una granada madura.

6 comentarios:

el ogro dijo...

Me gusta la idea pero es demasiado compleja. En mi opinión pierde la frescura y la ingenuidad que le suponen a Max (oh, una crítica).

Il Zar asesinado dijo...

Mucho mejor una crítica que este tenso silencio. A mi la idea también me gusta, le daré vueltas pero si el trostkismo no cabe, no cabe.

Anónimo dijo...

a mi me gusta todo, pero lo de no darse la vuelta, huir en espacio reducido, etc, no lo acabo de ver. Y si...ahora no se me ocurre otra forma de morir.

Al rozar vine dijo...

A mi este no lo acabo de ver me suena a Enana, es posible? Oye un dia de estos podríamos jugar a eso, a reconocernos por la escritura. Qué felicidad ver tanto comentario, oyes!

subnormal dijo...

me gustaba más el final "... y empieza el espacio para volar."

el ogro dijo...

Yo pienso igual que el subnormal ese. Me gustaba más así, sugerido: empieza el espacio para volar...

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