domingo, 27 de febrero de 2011

Pequeñas historias de un niño llamado Max

El pequeño Max cumplió años y le han regalado una bicicleta. Se monta en ella con la ilusión de un niño con bicicleta nueva. Va a toda velocidad calle abajo cuando ve la vieja fabrica abandonada, llena de rampas y bidones. Se divierte un rato en su improvisado trial probando la pirueta más difícil. Al fin se cansa y baja de la bici. Es entonces cuando oye una explosión y una repentina tormenta de piedras y cables le cae encima a modo de sepulcro improvisado y majestuoso.

2 comentarios:

el gordo lies dijo...

Sigo pensando que no hay que preocuparse por la previsibilidad. Lo importante es la idea y su descripción. Si ya sabemos que se muere siempre. Si tiene que morir en la bicicleta que muera, hombre, que muera. Lo de la demolición a mi me demola anyways.

el gordo lies dijo...

Sigo pensando que no hay que preocuparse por la previsibilidad. Lo importante es la idea y su descripción. Si ya sabemos que se muere siempre. Si tiene que morir en la bicicleta que muera, hombre, que muera. Lo de la demolición a mi me demola anyways.

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