jueves, 24 de febrero de 2011

Pequeñas historias de un niño llamado Max

El pequeño Max tiene una nueva vecina, más o menos de su edad. Max se sonroja y altera al verla aparecer por la verja del jardín, pero juegan juntos y ríen. Un día ella le propone jugar en la caseta del árbol. Una vez allí el pequeño Max le habla de un pequeño muelle que siente bajo su corazón y que se dispara al verla como una cabeza de arlequín. Ella le ausculta y tras un relampagueante viaje a la cocina vuelve con un cuchillo para realizar su primera operación y liberar a Max de tan incómodos sobresaltos. La pequeña amiga de Max busca, corta e indaga, pero el muelle no aparece y aunque le pregunta con insistencia dónde está, el pequeño Max, que ahora da relieve a un fondo carmesí, está como ausente.

4 comentarios:

Narra i veloz, demasiado veloz dijo...

vale, este no nos gusta, pero decid algo hombre, se abre la veda para críticas en las entradas del Pequeño Max.

Era previsible, dice Lírica del Naranjo con muy buen tino, desde que sabemos que a Max le da un vuelco el corazón.

Leli dijo...

fondo carmesí...uhmmm, nuestro querido Max, rutilante fondo de escritorio para nuestras fantasías más puericidas...
Lírica del Naranjo?

El gordo lies dijo...

Pues claro que nos gusta! Ya verás cuando lo pasemos por el salón de tuneado y destuneado de bombines y cabezas de arlequines.

El gordo lies dijo...

Pues claro que nos gusta! Ya verás cuando lo pasemos por el salón de tuneado y destuneado de bombines y cabezas de arlequines.

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