martes, 14 de diciembre de 2010

Pequeñas historias de un niño llamado Max

El pequeño Max salió de casa entusiasmado porque era sábado y tenía todo el día para jugar en el pequeño trozo de campo que rodeaba su casa. Tenía allí una casa-árbol y todos los juguetes necesarios para un largo día de asueto. Cuando se dirigía corriendo a su arbórea cabaña debió tropezar con algo y cayó de rodillas justo antes de que pasara la veloz segadora con la que el payés recogía el ahora rojigualdo trigo sarraceno.

4 comentarios:

por lo que come lo conoceréis dijo...

Ay, cada vez le cojo más cariño a este pequeño Max, y a medida que le tomo aprecio más quiero ver su sangre. ¡Me encantan los niños con manchas rojigualdas! Grrrr.

rotura sembrao' dijo...

rico el pan de centeno, pero màs rico el pan que la zorra hornea con el tierno max...ea! ahì queda eso...

una niña llamada marta dijo...

Yupi!!! Estas historias del niño Max van camino de convertirse en un hito del autobombismo más carnicero... Y a mí que me trae resonancias de Cortázar y de los conejitos suicidas y del mejor humor negro de la buena literatura...
Leli & Ogro & Zorra: el trío protagonista del mejor estreno prenavideño: The Function!!! :-p
Vamoooos!!!

zoz dijo...

FE ME DEVUELVE ESTE LINDO MAX. EN BREVE ME LO CARGO.

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