jueves, 28 de febrero de 2008

Titulemos el relato: " O "





[A modo de epígrafe] No se debe citar para ennoblecerse con la cita, sino para ennoblecerla (…). El texto citado debe ser tan humilde que parezca agradecido de nuestra elección; y cuando ello sea posible sin incurrir en el equívoco, debe cobrar un nuevo matiz o nuevo alcance.

Alfonso Reyes, El cazador.


Escribamos la primera línea del texto. Se nos puede ocurrir algún comienzo sorprendente. Como no es seguro que suceda así, optemos por un inicio ya empezado, o lo que es lo mismo, in media res: nuestro personaje lleva media hora ya sentado en, pongamos, la terraza de un bar. Está en un lugar del que damos todo tipo de detalles y señas -el continente (el planeta podemos presuponerlo), el país, el nombre de la ciudad, la calle, la posición de la mesa dentro de la terraza
[1]- a una hora determinada del día que puede darse con una indicación que provenga de una segundera digital, pretenciosamente precisa o con una clase de acotación temporal vaga y sentimental como la luz del sol que se filtra a través de las sombrillas, o bien -si queremos darle algún eco histórico al cuento-, incluir unas campanadas de la iglesia.
Esculpamos una determinada postura del cuerpo de nuestro protagonista: las manos pueden estar una encima de otra, reposando sobre la pantorrilla de una de las piernas cruzadas o los dedos de la mano derecha tamborilear sobre la mesa u optar por que los brazos estén cruzados sobre el pecho. Tejamos un espacio con cuatro o cinco objetos para que nos podamos mover con soltura dentro de la escena. Al la derecha de nuestro protagonista, se halla una silla vacía de plástico modelo jardín-rústico. Destaquemos, al modo de un zoom cinematográfico, un solo objeto vinculado con quien espera. Fijémonos, por ejemplo, en una orquídea que reposa encima de la mesa o subrayemos unas lentes gruesas de carey negro con un cordón que cuelgan le cuelgan del cuello o señalemos un bolsillo abultado de su gabardina.
En el inicio del tercer párrafo aparece un personaje secundario. Un camarero lo aborda por detrás preguntándole si quiere alguna cosa más. El protagonista le pide otra. El chico vuelve presto con un vaso que puede contener un cubata o una camamila o una coca-cola. Podemos observar cómo el protagonista ingiere el líquido. Se lo puede fulminar en cinco segundos, soplarlo para intentar que se enfríe o bien saborear un trago notando cómo las burbujas hormiguean y cosquillean su boca. Acto seguido, consulta un reloj de esfera con una fecha grabada 7/8/01, o bien mira el teléfono móvil o se dedica a mirar una caravana de nubes que desplaza por el azul del cielo.
Después de hacerle pagar las consumiciones, ahora hay que levantarlo de la silla y hacerle andar. Y no sólo eso, sino que, lo más difícil, debemos darle un destino a esos pasos. A ver, pensemos. Puede levantarse de un salto atlético porque ve que alguien -una señorita- se está acercando y aprovecha para tapar con el abrigo la orquídea. O puede levantarse con dificultad para dar un paseo por la plaza y aprovechar el sol que acaba de salir de entre las nubes. O bien una llamada perdida a su teléfono móvil también puede levantarle. Aprovechemos este momento para transcribir algunos de los comentarios que se dice a sí mismo, que nadie conoce exceptuando, claro está, nosotros.

-Andiamo (con determinación).

-¡Vaamos! (doliéndose de un reuma perpetuo).

-Estaba por irme ya (irónico).

Dirige sus pasos hacia el centro de la plaza cogido de la mano de la señorita.

Dirige sus pasos hacia el centro de la plaza donde hay un quiosco.

Dirige sus pasos hacia la mesa de la terraza que está situada más lejos de donde estaba sentado.

Desoculta la orquídea que lleva debajo del abrigo y se la da a ella justo cuando pasan por delante de un cupido de piedra que escupe agua.

Se pone las gafas para distinguir el título de la revista que está buscando… ya lo tiene.

Mete la mano dentro de la gabardina del que saca un objeto que refulge con el sol.
Se funden los dos en un largo beso.

Paga la revista "Senda Senior" con una moneda de dos euros.

Apunta la pistola con silenciador a un tipo con gafas de sol que está sentado.

Los dos cogidos de la mano se pierden en una imagen que suele preceder la caída de los títulos de crédito en la pantalla.

Se sienta en el banco a leer y esperar no sabe a qué porque, soltero y jubilado, no tiene quien le espere en casa. Acaba la lectura de la revista.

En la última línea del relato, puede mascullar unas palabras y después dispararle directo al corazón mientras comienza la canción de The Godfather por los altavoces del bar.

B.C.


[1] Las notas a pie de página son un recurso que no tiene porqué desdeñarse para dar mayor verosimilitud al relato: siete de agosto del 2001, Plaza Mayor de Cabezo de la Plata, Murcia (España), en la esquina que se encuentran la avenida de los Jerónimos con la calle Doctor Fleming.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Magnífico o estupendo, querido Burrotis! No recordaba ese delicioso o entrañable detalle de las conjunciones adversativas en cursiva o en itálica, realmente una exquisitez o peccato di cardinale para sibaritas o dandis verbívoros como nosotros... ¿O no? Felicitazione!
(Bueno, parece que lo que ya se conoce como "el decretazo berlinés" empieza a dar sus frutos... Esperemos que el imperativo comentativo se siga con el mismo rigor del que ha hecho gala el B.C. publicando su magnífico relato!!)

Anónimo dijo...

Ejem. Superb. A esto lo llamo yo volver a la senda con dos buenos pies. Me congratulo y le congratulo Senyor Burrot. Me quedo con la opción del jubilado soltero que se prepara para la II Asamblea Mundial sobre Envejecimiento (que cómo anuncia Senda Senior se celebra dl 8 al 15 del mes de abril en Madrid) y sueña con su pareja mientras asesina al verdadero marido de ésta. Edificante y democrítico. Elija su propia aventura. Por cierto: ¿Quién va?

Anónimo dijo...

jajaja, mestres...!!Sens dubte, les vostres glosses són millors que el text.
Polbina memoriosa, no deixaràs mai de sorprendre'm, la versió que vas llegir no portava les disjuntives en itàlica.
Ogro estimat, inmejorable tu versión sintetizada del relato.

Anónimo dijo...

rut, benvinguda. jo estic oooooooooooooooooooooohhhhhh. sento haver faltat a la cita JBera per dir-ho personalment.

Anónimo dijo...

O de

orfebre órfico...
orgásmico onomatopéyico...
Opción onírica
ortografía(h)ortícola... ontológico
o más bien
Antológico!!

Sorgonto Poojo

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