lunes, 15 de junio de 2009

From Madrid, Great Expectations

Esta es una historia bicéfacela: dos bombines tecleando exquisitamente sin más convergencias que la botella de Rioja, los cigarrillos y el apartamento-sede del Colectivo que comparten en estos momentos: la expedición Polbinácea y Sapotrácea a Lutecia ha dejado la sede de calle Canarias a merced de la confabulación autobombástica. Espoleados (cuanto más bonito es 'esperonats', dejo dicho) por la última entrada enchida de la franqueza de raza de Franja Reza, aquí les saludamos:


el chico resurrecciòn con la moneda que el demonio no querrìa y el pàjaro boca en la ciudad sin vuelo...
el paladar se les ponga blanco

cómo son, no? Sí, estoy de acuerdo, aquí hace falta que alguien destripe un armadillo para despertar las pasiones. Pero, ahora que hablas de armadillo, no será esa la imagen exacta para nosotros? No te sigo, explícate. Bueno, ya sabes, un bicho que se cierra sobre sí mismo cuando las cosas se ponen feas y sólo se despliega cuando no hay peligro. Estás insinuando algo?


Echamos en medio tormenta que amenaza y no llueve. Insinuo rezo, carrera y silencio. Hijos de la puta que apunta con el caño de la escopeta.
Frases que corresponden a un perro muerto.
Lucha entre tù, yo, ellos...
¿seremos capaces de entender el final que nos acerca?
me pongo triste hermanos...
estamos tan cerca...
que ahora nos pondremos a viajar...
a viajar...

Edith no podía quedar porque estaba en Roma, y cuando llegó yo me iba para Madrid. Desde los Monegros pensaba en Agatha, que se iba a Mauritania en breve a trabajar en un hotel. Mientras, Teresa se largaba a Córcega y no coincidíamos para irnos juntos a Torredembarra. Mientras el Ave pasaba el páramo, extenso como una arruga, pensaba en la Polbina parisien y en todos los aviones que se pierden en circunstancias extrañas. En un Ogro en su hábitat natural, rodeado de camachuelos y Enanas de invitantes grupas. Por el cielo se cruzan los tiralíneas de los aviones que nunca llegan porque nunca se van porque nunca nos vamos. Y pensar que a ti no te conocí porque cruzaste la puerta 7 segundos antes que yo. Y que ahora, mientras pensamos si Formentera o Bali, si Madrid o Vancouver, si Marsella o Buenos Aires, te encuentro aquí, breve, breve como una arruga, extenso como un tiempo que no se amilana al ver el mar ni el cielo.


No preguntar por què se tiene que acabar o por què no se quiera hacer nada o por què quiero preguntar...mezclo los amantes...
somos de aquì...
somos de aquì...
la pena que tengo en la cabeza sòlo se puede calcular de una manera...
puede que no sea la espera...
tal vez decir adios...tal vez decir noche...
borracha...rotura...
acabemos

2 comentarios:

la llamada polbinácea dijo...

Me alegro que la sede canaria haya servido como sucedáneo (ersatz lo llaman por aquí) del ático parnásico. Salvando las distancias, celà dit...
Vuestra polbina, que os echa de menos (sin excepción).
Esperemos vernos pronto, gracias a las hazañas burróticas...

El gordo dijo sí, con sarcasmo dijo...

¡Vaya colocón!

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