martes, 7 de abril de 2009

VI

Los de la casa


- Hola?

- Hola, soy yo. ¿Qué tal?
- Bien, ¿dónde estás?
- Pues en un lugar muy raro, por los montes. Un pueblo, ni me acuerdo del nombre. He parado a tomar un café. Ah, sí, mira, Pedregal. En fin, en el culo del mundo. Uff, qué ganas de llegar a la civilización.
- …
- ¿Hola?
- Sí, sí, hola, es que…me suena el nombre, pero no sé de qué. Bueno, ¿y cuando vuelves?
- Pues imagino que mañana por la noche. Tendré que ir directamente a la redacción, tengo que entregar un material, una reunión, en fin, un día a tope, pero espero llegar pronto a casa. Tengo ganas de verte.
- Yo también. Muchas.
- Te quiero.
- Cuídate, ¿vale? Un besote.
- Hasta mañana.
- Hasta mañana, guapo



El periodista marcó entonces otro número en su teléfono.



- ¿Sí?
- Soy yo. Ya estoy aquí.
- De acuerdo. ¿Ha visto la plaza del pueblo?
- Sí, imagino que la he visto, sólo hay una, ¿no?
- Sí, con el bar en la esquina. Siga recto desde allí. Tome el camino de San Jerónimo. Tras unos cincuenta metros, el camino empieza a subir fuerte. La segunda casa que se encuentre tendrá una pequeña capilla pegada al muro oeste. Esa es. Le esperan.
- De acuerdo. ¿Ha quedado todo claro con los de Madrid?
- Descuide. Ahora céntrese en su parte. Si sigue las instrucciones todo habrá acabado pronto.



El periodista colgó el teléfono, apuró su café y miró a su alrededor. Dos ancianos jugaban al domino al lado de la ventana. Un chaval de unos diecisiete años secaba vasos con desgana. Le sonó el móvil, lo respondió poniéndoselo entre el hombro y la mandíbula.


- Ei…
- ¿Qué tal? ¿Ya acabas?
- Tendría que haber acabado hace rato, pero mi hermana no ha llegado, joder.
- Bueno, te esperamos.
- Vale.


Colgó. Miró al periodista, que lo miraba. El periodista le sonrió.


- ¿Has quedado?
- Sí, van a poner un dvd pero mi hermana no llega.
- Ya. ¿Qué vais a ver?
- Creo que Matrix.
- Ah, es buena.
- Sí, la he visto dos veces. ¿Tú de donde eres?
- De Madrid.
- Ah…yo fui un día a Madrid.
- ¿Te gustó?
- Sí, mola. ¿Y qué haces aquí?
- He parado a tomar un café, voy en coche hacia Madrid.
- ¿Y te has desviado hasta aquí?
- Sí, bueno, me he perdido un poco.
- Joer, ya te digo. Aquí nunca viene nadie.
- Bueno, mucho gusto. Me voy yendo. Que vaya bien Matrix.
- Vale, hasta luego. ¿Tú coche es el rojo?
- Sí.
- Mola.
- Adiós.
- Adiós.



El periodista se subió a su coche, cruzó la plaza y tomó el camino de San Jerónimo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Vaya. ¿Así que otra vez hacia atrás? YO que quería saber qué pasaba después y me la jugáis de esa manera. Aunque bien visto, esto también podría pasar después... Lo del beso a mí también me pone, entre el periodista y el monstruo de las montañas, no sé si lo veo, pero no sé qué me dice, que habrá más que besos de aquí a poco.

Anónimo dijo...

Mola (se me ha pegao la jerga del barman)...

Anónimo dijo...

A ver, recapitulemos. El montañero sigue en el bosque; YO vuelve a entrar en él y ahora el periodista se va a San Jerónimo? Alguien puede contar qué coño ha pasado en el bosque? Si es que el ejercicio no puede ser bueno para la salud..Si no a ver, por qué YO lleva medicinas? Esto tiene más prolépsis que una bola de cristal!

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