viernes, 30 de enero de 2009

Tal día como hoy: Digresiones Ogriásticas en torno a la Sagrada Concepción

Sí, tal día como hoy. Tal día como hoy hace treinta años en un hospital cuyo nombre ignoro y cuya localización también, pero que quiero adivinar como el Hospital de Sant Pau, situado no en la misma avenida Sant Pau como uno se podría imaginar, sino sorprendentemente en la calle Sant Antoni Maria Claret (uno tendería a imaginarse que esa avenida que lleva hasta el edificio desde la Iglesia de la Sagrada Familia  tendría que llamarse así, más que nada para facilitar la orientación de los ciudadanos, pero no, cosa curiosa, se llama Avenida de Gaudí; algo terrible sin duda, amigos míos ¿no les parece? algo brutalmente ignominioso, chabacano, fraudulento, engañabobos, triquiñueloso, zafio, artero, deshonroso, infame, vil y vergonzoso), Arzobispo español, emérito de Santiago de Cuba y confesor de la Reina Isabel II de Borbón, fundador de la Congregación de los Hijos del Inmaculado Corazón de María (Padres Claretianos) (Cordis Mariae Filius -C.M.F.-) en1849, y de la Congregación de las Religiosas de María Inmaculada, (Misioneras Claretianas) el 27 de agosto de 1855, que tiene como mayor mérito el haber defendido el uso del catalán como vehículo vernáculo para contrarrestar los avances de los liberales (según le dijo a la Reina: “Nosotros predicamos en castellano y ellos se condenan en catalán”) durante las revueltas de las siempre mal conocidas Guerras Carlistas, que convirtieron el terruño en el que nacimos en esta casa de putas actual en la que vivimos, ya que, por supuesto “los principios liberales estaban en contra de la enseñanza y de la Iglesia” (o de la enseñanza de la iglesia, esto nunca quedó muy claro), que formó un tándem explosivo junto a la monja mística Sor Patrocinio (de la historia de esta monja, más conocida como la Patro, ya hablaremos en otra ocasión), siendo objeto de la crítica no siempre aguda de los pseudointelectuales de España, como demuestra el fabuloso libro de los siempre poco denostados hermanos Bécquer en su nunca bien loado artefacto mordaz Los Borbones en pelota*, aunque no estemos aquí para hablar ni de estos, ni tan siquiera de aquél arriba mencionado, si bien es digno de comentar el infame sistema hagiográfico por el que llegó a ser declarado Santo, ya que vendrá al caso más tarde, si algún día seguimos hablando de ese hospital en el debió ocurrir cierto hecho de nuestro interés tal día como hoy hace exactamente treinta años, a una hora de la que no tengo constancia, pero que quiero pensar debieron ser las 6 de la mañana, la hora en que se levantan las enfermeras de su tímido sueño para hacer la ronda correspondiente y comprobar que la sala de partos y el post-operatorio continúan repletos como lo dejaron a las 2:34 am, pues bien sin dar más rodeos, que el tal Padre Sant Antoni Maria Claret llegó a tener tan insigne título debido a gracias marianas tales como tener todo el día en la cabeza las palabras “siempre, siempre…jamás , jamás” -que como todos sabemos hacen referencia explícita a la eternidad y te ponen en relación con lo místico imperecedero-, ser salvado por alguna instancia intangible y magnífica cuando cayó al río desde una peña y  se encomendó a la Virgen María, ya que no sabía nadar, y a su completo restablecimiento tras el atentado de Holguín en las revueltas cubanas –como pueden ver nuestro amigo no perdió el tiempo-, virtudes éstas tras las que los ilustrísimos Pio XII y Pio XIII, le concedieron primero la beatificación y después la canonización (que por más que sorprenda no tiene nada que ver con Pachelbel), y así puestos, siguiendo a esta exposición tan clara y concisa, me he preguntado por qué demonios había de llamarse el hospital en el que ocurrieron los hechos a los que nos vendremos a referir en un futuro próximo, aguántenme un poco, que ya llegamos, y he llegado a la conclusión de que ya que el nombre de esa calle había sido usurpado por el santo antes citado, este que aquí tratamos debió ser alguien que tuviera que ver con la orden de la Santa Creu, a la que pertenece el mencionado centro, pero no, sino que resulta que el genial edificio diseñado por el maestro arquitecto Lluís Domènech i Muntaner, conocido entre otras cosas por su manía de arrancar murales de las iglesias románicas del Pirineo siguiendo una técnica sorprendente de descascarillado de la pared para después recomponerlos añico a añico hasta remozarlos en obras de estilo puntillista, que a veces se confunden prácticamente con el fauvismo, dado el hieratismo de las figuras y la descomposición cromática e incluso formal que en ocasiones ha convertido algún Pantocrátor en una danza sensual matissiana, aunque también conocido como “la maldita sombra de Gaudí” (vean más arriba si no, porque no habían de ponerle su nombre a la avenida que lleva hasta su hospital, cuando todos saben que su obra es mucho más rica y compleja estilísticamente que la sempiterna Sagrada Familia), recibe su nombre de la donación a través de la cual se agregó esta construcción moderna, acabada en el año 1930, que se agregaba a  la antigua, ésta sí situada al menos en una calle con un nombre decente y correcto, la calle Hospital (dos calles más arriba de la calle San Pau, si venimos subiendo las Ramblas y admirando los juegos florales de la prostitución barcelonesa), y que se construyó, toma castaña, en el año 1401, para englobar todos los hospitales que había en la ciudad antes de la peste del 1348, ya que evidentemente con la crisis demográfica que aquello originó les bastaba con un solo hospital, y los otros hubo que enterrarlos bajo toneladas y toneladas de cal viva extraída de los yacimientos calizos de Macael (en Jaén, no confundir con el Macael saharaüi, que está hermanado con la localidad suburbana de Sant Just Desvern, donde tiene su residencia S.M.R. La Enana (Sic)) que fueron refinados para su correcto uso por los fieles obispos que el Papa Clemente VI hizo llegar hasta la ciudad desde la Santa Sede a petición del entonces Rey de la Corona de Aragón, Pere IV el Ceremoniós, y que se dedicaron a bendecir la roca pura con sus hisopos para así desprender el principio alcalino necesario, que cualquiera diría entonces que al hospital se le debería haber llamado Hospital Donoso, pero no, porque la construcción del nuevo edificio fue posible gracias a un señor llamado Pau, pero no Pau Claris i Casademunt, aquel genial obispo de la Seu d’Urgell que llegó a ser President de la Generalitat y que promulgó la efímera República Catalana (como lo oyen) y se unió a los franceses ante la invasión de los castellanos, como muchos podrían pensar, ya que aquel vivió sus años tres siglos antes, sino Pau Gil, un banquero que llegó a ser beatificado y canonizado de una forma mucho más cómoda que nuestro antiguo amigo Claret, ya que ni tan siquiera hubo de leerse las 96 obras (15 libros y 81 opúsculos) que escribiera el sacerdote, sino que pagando a toche y moche, consiguió su santificación, a pesar de lo cual no hablaremos de él en absoluto, ya que nadie se acuerda, ni existen datos fiables acerca de su existencia, aparte de que de lo que aquí se trataba era de llegar al momento en que una madre daba a luz a una insistente niña, una niña inquieta, inquieta, y hermosa como las comas que nos ha costado llegar hasta este punto que seguirá a continuación, para deleite de todo aquel que haya sido tan mentecato como para dirigirse a través de las digresiones, en lugar de moverse a través de relaciones hipertextuales y ahorrarse la paja que llena este texto. 

Tal día como hoy hace treinta años, aunque viendo su foto nadie lo diría,

 

tal vez en el Hospital Sant Pau o en cualquier otro, nacía una niña de cuatro ojos, dos bocas y pechos elocuentes. Gracias por nacer y hacernos felices con tu existencia, Leli Vorratxes.



* Bastante difícil de encontrar: 1996, COMPAÑÍA LITERARIA , (la ciudad de edición no tengo ni repajolera idea de cuál es pero no dudo de que nuestros insignes libreros nos alumbrarán, de hecho me llega una noticia de última hora: ISBN 8486207363)


Leli ya tiene treinta años, aunque nadie lo diría, con el buen aspecto que presenta.
¡¡Un beso y hártense de calçots!!

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Mentecata me llame usted, pero no he podido evitar leer de corrido, con la inevitable sensación de que si me perdía una vez o desviaba o descarriaba, estaba perdida, desviada y descarriada para siempre.

Bien sabe usted que siempre me resulta inspirador, o dicho de otro modo, que soy una plagiaria de usted por posposición, y debido a mi natural inclinación por llevarle la contraria,aún a riesgo de colapsar las líneas, voy a enviarles mi particular versión de los hechos.

Anónimo dijo...

Loado y contentado quedo. Queden también pues ustedes, ustedes pues queden también, ustedes queden pues también, pues queden también ustedes, queden pues ustedes también, también ustedes, pues queden, pues ustedes también queden, queden ustedes pues también,también ustedes pueden.

Anónimo dijo...

que primor, que alegría

Anónimo dijo...

Cinco words en mayúsculas: A-LU-CI-NAN-TE!!! Yo tampoco he podido evitar leerlo "de corrido"... y me he ídem de gustooo!!

Anónimo dijo...

un maravilloso recorrido histórico-urbanístico que destaca como es debido la importancia de los lugares más propicios, cerca de arroyuelos y cosas por el estilo.

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