Pequeñas historias de un niño llamado Max
El pequeño Max va a casa de su abuela a pasar el fin de semana. Es una casa grande y sombría habitada por una viejecita pequeña y encantadora. Max adora a esa sorda viejecita que sentada en la mecedora junto a la chimenea le cuenta historias de la guerra y del internado al que fue a parar al quedar huérfana. Antes de acostarse, al pequeño Max le gusta recorrer los altos y lúgubres pasillos llenos de espadas y escopetas de otra época. Cuando ya está en la cama, la abuelita acude a arroparle. A Max le gusta como lo hace porque le arropa tan fuerte como si no hubiera nadie dentro. Esta vez sin embargo hay tan poco espacio que no puede moverse y sólo los ojos sobresalen. La abuelita no ve que Max intenta decirle con la mirada que no puede respirar.
2 comentarios:
i'm lovin' it
està bona aquesta, a mi també m'encantava quedar-me ben ben apretat, i és clar, té els seus riscos
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