viernes, 30 de abril de 2010

Quién sabe.

Quién sabe by soloquedanadie

¿Has visto como un toro castrado se transforma en buey?



Mi (Leli, para servirles) último descubrimiento literario (el penúltimo, Henry James, tampoco tiene despercio: recomiendo encarecidamente que devoren la inquitante perversidad de Otra Vuelta de Tuerca) es Clarice Lispector. Tras ese nombre extraño que ya de por sí llevaba tiempo seduciéndome desde los estantes de las librerias, se esconde una gran narradora. Quizá no de las que le gustan a Mendoza, sinó de las que exploran los recovecos de la experiencia en una prosa que nunca le da alcance: esa lucha, ese afán, ese búsqueda siempre insatisfecha.


Les dejo con una carta que escribió a su hermana desde Berna (casada con un diplomático, Lispector vivió en muchos lugares distintos, para volver a Río de Janeiro al separarse y no volverse a ir ya más) el 2 de enero de 1948.

Querida:

No pienses que uno tiene tanta fuerza como para llevar cualquier tipo de vida y continuar siendo el mismo. Hasta corregir los propios defectos puede llegar a ser peligroso: nunca se sabe cual es el defecto que sustenta nuestro edificio entero. Ni sé cómo explicarte mi alma. Lo que quería decirte es que las personas son muy valiosas y que solamente hasta cierto punto podemos desistir de nosotros mismos y darnos a los otros y a las circunstancias. Cuando uno ha perdido el respeto por sí mismo y por sus propias necesidades, después de eso se siente, un poco, como un trapo.

Me gustaría tanto, tanto, estar contigo y conversar, y contar mis experiencias y las de otros. Verías que hay ciertos momentos en los que el primer deber que hay que cumplir es en relación con uno mismo. No te quería contar como me encuentro ahora, porque lo considero inútil. Pretendía solo contarte cual es mi nuevo carácter, o mi falta de carácter, un mes antes de irnos a Brasil, para que estés prevenida. Pero tengo tanta esperanza de que en el barco o en el avión que nos lleve de vuelta me transforme instantáneamente en la persona que era antes, que tal vez no sea necesario contarlo. Querida, casi cuatro años me han transformado mucho. Desde el momento en que me resigné, perdí toda la vivacidad y todo el interés por las cosas. ¿Has visto como un toro castrado se transforma en buey? Así me quedé... pese a la dura comparación. Para adaptarme a lo que era inadaptable, para vencer mi repulsión y mis sueños, tuve que cortar mis cadenas: corté en mí la capacidad de hacer daño a los otros y a mí misma. Y con eso corté también mi fuerza. Espero que no me veas nunca resignada
de esta manera, porque es casi repugnante. Espero que, en el barco que nos lleve de vuelta, solo la idea de verte y de retomar un poco mi vida -que no era maravillosa pero sí era una vida- me transforme enteramente. Una amiga, un día de estos, se armó de valor, como ella misma dijo, y me preguntó: "¿Tú eras muy diferente, verdad?". Dijo que me consideraba ardiente y vibrante, y cuando me vio después se dijo: o esta excesiva calma es una pose o ha cambiado tanto que se ha vuelto casi irreconocible. Otra persona me dijo que me movía con una laxitud propia de una mujer de cincuenta años. Todo esto tú no lo vas a ver ni a sentir, si Dios quiere. Entonces no habríaa necesidad de habértelo dicho. Pero no pude evitar mostrarte lo que puede sucederle a quien hace un pacto con todos y olvida que el nudo vital de una persona debe ser respetado. Escucha: respeta lo que es negativo en ti, respeta sobre todo lo que imaginas que es negativo en ti, por el amor de Dios, no quieras hacer de ti una persona perfecta, no copies a una persona ideal, cópiate a ti misma, esa es la unica forma de vivir.

Juro por Dios que si hubiese cielo, una persona que se sacrificó por cobardía será castigada e irá a un infierno cualquiera. Si es que una vida tibia no es castigada por esa misma tibieza. Toma lo que te pertenece, y lo que te pertenece es todo aquello que exige tu propia vida. Parece una moral amoral. Pero lo que es verdaderamente
inmoral es haber desistido de una misma. Pido a Dios que creas en mí. Verdaderamente me gustaría que me vieses y asistieses a mi vida sin que yo lo supiera. Esto sería toda una lección para ti. Ver lo que puede suceder cuando se pacta con la comodidad del alma.

Tuya, Clarice

viernes, 23 de abril de 2010

Cuando la palabra se convierta en cuerpo
y el cuerpo abra la boca
y diga la palabra que en ella se haya
creado,
abrazar'e ese cuerpo
y lo acostar'e a mi lado.

martes, 20 de abril de 2010

TOC, TOC



Con unas semanas de retraso, compartimos aquí el tablero de TOC de NY, creado por las artes de S.M.R. la Enana sic.



lunes, 19 de abril de 2010

rotura

Pierdo la perspectiva conforme van pasando los dìas, ¿què me està sucediendo, de què estoy hecho? la destrucciòn me arranca por los tobillos, me coje por debajo de las axilas:

-Vosotros que me alejasteis de mi refugio me habèis dado razones para la firmeza.

¿Què me està sucediendo?¿de què estoy hecho?. El asunto es quièn tiene el objeto de la destrucciòn y para què lo quiere, el convencimiento y la autèntica cuestiòn de fe, ¿què me està sucediendo y de què estoy hecho?, son las crisis del silencio las que me preocupan, la tragedia sòlo es describible con cuerpos con los lugares de los sucesos, los cuerpos, siento el deseo de la carga y soporto el gesto de la incòmoda destrucciòn...la deuda de un pasado descompuesto mata a cuchillo en estos momentos de confesiòn y mendigo la suerte de ser conquistado por un cuerpo que me conmueva, la tragedia y el cuerpo de la conmociòn, un cuerpo que haga que el techo se caiga y me haga no querer mirar a lo lejos, una lejanìa atemporal...vuelvo a los cuerpos, vuelvo a una certidumbre sentimental increible porque depende tan sòlo de uno mismo y por eso increible por eso difìcil de creer...pienso en serenarme y tranquilizarme lo antes posible, serenarme y tranquilizarme en virtud de algo superior e incontrolable...Ojalà estalle una paz duradera caida del cielo como en Hiroshima, Nagashaki o en Bophal, una paz duradera algo superior e incontrolable...Yo no sè què se siente con eso, cuando estalla una paz, una paz duradera, una paz de alimentos envenenados, una paz silenciosa, ojalà estalle una paz...Quièn querrìa vivir nada màs con una paz asì...Pierdo la perspectiva conforme van pasando los dìas, ¿què me està sucediendo, de què estoy hecho?. ¿De què estoy hecho?.

Una paz duradera una paz silenciosa, ¿què me està sucediendo, de què estoy hecho?, la muerte viene a ocultar su parte en mi lugar, el lugar de los sucesos, el cuerpo, no hay amigos en este asunto de cuerpos, el silencio me rodea tan maternalmente que le creo, le creo, ¿de què estoy hecho?, el pròlogo llegarà a destrozarnos pero nada comparado con este asunto de cuerpos, porque el cuerpo a solas te ama, el pròlogo llegarà a destrozarnos pero nada comparado con este asunto de cuerpos, el cuerpo a solas te ama ¿de què estoy hecho?...La gracia se me cae con la baba, mi apatìa crece con la papada de un sapo con el miedo y la posibilidad de los amantes improbables, ojalà el destino fuera implacable con los imbèciles y los estùpidos, rencor rencor rencor, por què tengo tiempo para el rencor en un momento asì, ¿de què estoy hecho?

-Vosotros que me alejasteis de mi refugio me habèis dado razones para la firmeza.

Pierdo la perspectiva conforme van pasando los dìas, mi apatìa crece con la papada de un sapo, la gracia se me cae con la baba, hay espacio para el rencor...lo màs parecido a la felicidad, lo màs parecido a la felicidad...lo màs parecido a la felicidad debe ser la ausencia, una ausencia sin pronosticar, una ausencia sin determinar, ser ausencia, lo màs parecido a la felicidad es la ausencia, no hay nada màs hermoso que una ausencia pura, feroz, injusta, desmedida, suspensa de toda moral, misterio de la santìsima ausencia, una ausencia fundamental, definitiva, total...

Màs pregunta junto a las primeras preguntas:

¿a què distancia debo mantenerme de sentirme solo?

...

Y claro, me traiciono, me pongo a recordar, tras cada recuerdo hay asesinato, y tras cada “pudo haber sido” hay un niño precoz, asesinos y niños precoces, ausencias, distancia y soledad, la traiciòn de que disponemos no es voluntaria pero tampoco es involuntaria, el deseo por encima de todas las cosas y el querer como una soluciòn final...El sapo, la baba, el rencor, hacerme buscar lo que sea, la perspectiva, ¿de què estoy hecho?...Y viene a mì todo el amor perdido y me consume una especie de obscenidad violenta, pienso por ejemplo en C. y sus pequeñas manos hacièndome dos años atràs y son el ayer trabajando ahora con cuchillada lenta, mis prioridades se mezclan, me siento estùpido e imbècil mezclando mi àrida apatìa con el amor perdido, estùpido e imbècil, no hay atropello pero no veo el momento para amar mejor, en todas las cosas amar mejor, mis prioridades se mezclan, aparece C. y sus pequeñas manos hacièndome dos años atràs y son el ayer trabajando ahora con cuchillada lenta...Ausencia, una ausencia pura que se repetirà mientras el olvido y el recuerdo designan sus posiciones formuladas en virtud de esa ausencia, entonces en esos recuerdos creo en la mentira y en còmo no salì de ella jamàs mientras recuerdo, las palabras, las miradas, el tono, la brevedad adecuada, los alardes sinceros, mentiras preciosas sobre seres expuestos, porque no habrìan sucedido si esos seres no se hubieran expuesto, no hubo fin pero estuvieron justificados los medios...

-Estuvimos tan convincentes...

Se impuso lo humano sobre la inteligencia, mentiras preciosas sobre seres expuestos, despuès inconsolables en el sentido màs estricto de la derrota, como si no hubiera tenido lugar, como ahora, el olvido y el recuerdo conjugados moviendo sus manos a toda velocidad sobre la arena de la playa del desembarco...Pero sabemos que entonces existimos, mentiras preciosas sobre seres expuestos y nadie habrìa de enseñarnos mejor la ausencia de como ellos lo hubieron hecho...

Màs fuerte que yo, pongo empeño para que cada cosa sea màs fuerte que yo, el sino y la vestimenta de la fatalidad, y no ha habido momento en el que me haya sentido màs orgulloso, todos contra mì y yo perdiendo, dèbil con màs de una cabeza de ventaja.

.

¿De què estoy hecho? Ruina, ruina, ruina, en pie para poder caer.

El anagrama de Marta Polbín sigue haciendo de las suyas (1)


Telekino

sábado, 17 de abril de 2010

martes, 13 de abril de 2010

Después de años...

¡ Ya tenemos contador de visitantes! Es por darle autobombo.

lunes, 12 de abril de 2010

Felicitats!!

viernes, 9 de abril de 2010

El sonido de su respiración dentro del casco se interrumpió al oir la conexión del Control: “Todo en orden. Proceda”. Su mano enguantada abrió lentamente el doble resorte de seguridad y salió al vacío exterior. Empujándose levemente, empezó a flotar cerca del módulo, al que permanecía conectado, umbilicalmente, a través del conducto que le proporcionaba oxígeno. Se dirigió lentamente al lado inferior, donde debía observar el correcto funcionamiento de algunos mecanismos. Echó una mirada rápida a su derecha, hacia la Tierra. Le pareció ver un objeto extraño, acaso metálico a juzgar por algunos destellos que emitía al reflectar los rayos solares. El errar del objeto lo hizo pasar a escasos diez metros del módulo. Entonces vio que se trataba de una bicicleta de paseo de color verde, con una cesta metálica al frente. “Qué carajo hace una bici aquí”, se dijo. “Aquí Control: repita”, oyó a continuación.

domingo, 4 de abril de 2010

Cuento Paneuropeo

Once upon a fois, il n´havia un Uomo apelado Nasus Probóscidipoulos. Il hatte such a grosse Nose que quand lui se sonaba els mucos semblava dass la War explodierte. Once se sonó so fort dass la War on a declarat in tout De stat. Si anume, dass los del Statul vecin von Condonobia la War declarat. Aber sie is tres repetitiv. Oder once fois on facut so forte dass vecinii von Condonobia la War declarierten, simpelthen. Faktisk, Nasus somewho nu a fost rege ni haveba pas de terres, le sols terre que haveba waren dass il suo Nose abastava. Faktisk, autó a fost assez für bona perusia occuperen, aber nient'altro. Portanto wenn Condobinia troops, ne, Condobino, hospedeiro nu, Condonobia, arribaranno, on surpris bem und nu conoscieba how to reageren. Nu conoscieba how to reageren. On hören inamic tabancalari so neurikós on bekammt dass alergos provozieren, la alergos dass fobos energopoieseren. This impazzito stranut ihm geben. Inamic troops on hören tabancalarii trompi desfasaria inorridito fugierten . -¿Oder volete una War für langert convertieren ? –Com iubesq.

-¿Doncs inorridito fugierten, oder quoi? Ola kalá, il, ¿il n'havia un rege? Bueno, autoú payse Regierung, ¿Condonobia? Payse Fürhung vecin paysen adressen help fragen . Aixi doncs dwa paysus troops Nasus Preboscidepoulos Preboscidipoulos besuchen. Aber Proboscides encore din nou alergos provozieren und stranuten hat, soroller than inamic tabancalari. Und encore din nou inamic inorridito fugierten. Dwa paysis Regierung amb toutis areas paysis Regierung in order to décider Was amb Nasus Preboscidipoulos faire. Is tres important dass name moltes cops repetaren. ¿Was Regierung Montage déciderten? On décidiert das Nasus Puvius Nasus Cortonius pays blockieren, und dass alerta world invasion serait . Dass ni Io tres bien intelegere, aber let it be. Wann Nasus Preboscidipoulos helikopter rumor und bombardieren hört dunkent nu dwaise und il inorridito fugierten. Il diasporet'ill confine la frontera, wo customers agentsa ihm stoppierten. Aber Nasus Preboscidipoulos encore di nou neurikós bekammt und encore din nou stranuten hat. Customers agentsa du confine la frontera inorridito fugierten, come touts las personas till Nasus Preboscidipoulos Congreso arribierten inorridito fugierten. ¿Und was in el Congreso sucesso ? ¿Und was in el Congreso sucesso? This is toutis notos istoria.

jueves, 1 de abril de 2010

La casa de los perros

Colectivo Autobombo se complace en presentar el primer texto escrito en directo, con pantalla compartida y corrección automática a distancia entre Berlín y Barcelona. By Léolo de Gris (con comentarios y presencia inspiradora de la Zozobra).


En la casa de los perros. Sí, así la llamaban, supongo que por la cantidad de pulgas que había en ella, porque perros, lo que se dice perros, no habían dejado ninguno. Allí era donde se reunían. Es cierto que no tenían fama de buenos ciudadanos,al fin y al cabo eran todos políticos, pero tampoco se podría imaginar que se dedicaran a esas tramas. En realidad lo bueno del lugar era que estaba apartado. Nadie en la oficina de administración podía simular que no sabía lo que estaba ocurriendo. Del primero al último de sus peones estaba de mierda hasta la cabeza. ¿Qué podía hacer yo, un simple barrendero de barrios y burdeles? Por ahora lo único que podía hacer era terminar la jornada. Después podría barrer los burdeles, y más tarde ya acabaría de limpiar la porquería de los peces gordos. Lo dejaban todo hecho una piltrafa. ¿Me tenía que importar a mí que se reunieran allí, en aquella caseta abandonada? Tal vez hubiera tenido que rechazar esos cien pavos y mandarlos a paseo, me dirán algunos. Pero quien crea que yo a mi edad voy a rechazar ningún regalo por mantener la ética profesional en mi puesto de trabajo va listo. Ya he aguantado a suficientes marionetas como para ponerme ahora a escamotear centimillos y mostrar remilgos. Cada uno barre para su casa.
El problema era que aquellos perros estaban acostumbrados a ese lugar. Era su sitio natural. Algunos de ellos habían nacido allí. ¿Pero que les podía importar a ellos una jauría de perros en un solar del extrarradio? Aunque pertenecieran al gobierno. Mucho mejor. Aquellos señores se comportaban como si todo lo que perteneciera al gobierno fuera de su propiedad, así que por qué no disponer de aquellos terrenos como mejor les conviniera. A los perros los llevaron a La Coloma. No estaba muy lejos de allí, a un par de kilómetros. Los tenían encerrados a todos en un solo remolque para caballos. Catorce perros en un remolque para caballos. Por supuesto a mí no me lo dijeron. Me enteré por Venancio, el que organiza las peleas. Me dijo que le habían ofrecido algunos, los que quisiera, en realidad todos, porque no sabían qué hacer con ellos. La Coloma se nutría con los perros abandonados del depósito municipal. Era increíble la cantidad de perros de pelea que había en el barrio: bull terriers, filas brasileros, dobermans, rottweillers,dogos argentinos, y sobre todo los más peligrosos, los dogos japoneses, algo más raro todavía. De los de la finca a mi cargo solo había un par de ellos de pura raza, pero supongo que a Venancio no le vendrían mal unos cuantos de prueba, de los que sacrifican para probar las virtudes de los competidores oficiales.
Los tipos llegaron como a las seis y cuarto. Me habían dicho que llegarían en punto, pero pase. Estoy acostumbrado a pasar las horas muertas y a aguantar a pelagatos. Les entregué las llaves y fui a dejar el carro y vaciar las alforjas. Me quité el uniforme y me di una ducha. Tan solo había una, que en realidad no era más que una manguera. Me había construido una taquilla con un aparador encontrado en la ronda, y conseguí incluso un banquito prácticamente nuevo, con lo que aquello tenía mucho mejor aspecto que los vestuarios de la empresa de limpieza municipal. Al menos aquí no había jabón rodando por el suelo empozoñado con la roña de una treintena de empleados que acababa de terminar la jornada de desinfección de las calles más podridas de la ciudad. A cambio yo me encargaba de la vigilancia del solar municipal, que estaba destinado a alojar un complejo de viviendas de protección oficial.
Lo que tramaban ni lo sé ni me preocupa. Que se llevaban todos una buena parte es algo de lo que no me cabe ni la menor duda. ¿Cuánto? ¿Acaso soy yo capaz de calcular a partir de diez mil euros? Eso dejénlo para los economistas. No crean, yo también he leído el Financial Times. De hecho es el único periódico de la basura que recojo. Pero a mí los únicos números que me gustan son los míos. Estaba allí toda la plana mayor: el concejal de urbanismo, el hermano, dueño de la constructora, la de vivienda, el de asuntos sociales… solo faltaba el alcalde. Pero no, ese no se dejaría caer por allí. Era de los que se lavaba las manos con lejía. Es probable que para firmar las órdenes de desalojo de todas las chabolas de La Coloma usara guantes de látex. Tal vez no se los quite más que para dormir. Para mear se la cojerá con papel de fumar, eso seguro. El alcalde era de los que se llevaban todas las ganancias sin que su nombre saliera implicado en ningún fraude. Cómo lo conseguía. A todos nos gustaría saberlo, pero lo cierto y lo más lamentable era que siempre lo hacía en los márgenes de la legalidad.
"Sí, señora, en los márgenes de la legalidad le han destruido su hogar para repartirse los benefecios de sus terrenos. ¿Qué le parece?", les decía yo a las que pasabn por allí para ver cómo iban las obras. Todavía no sabían las pobres que las suyas no estarían ya en esa zona, que nadie sabía lo que pasaría al final con las supuestas viviendas de protección oficial.
Los dejé allí a todos reunidos, sentados en sillas de playa, como delincuentes comunes, sus abultadas carteras sobre el suelo recio de cemento. Cerré la verja cuando entraron con los coches y fui a ver a Venancio. Al fin y al cabo estaba al lado. Si me necesitaban no tenían más que llamarme a gritos.
Al parecer las negociaciones fueron duras. No he llegado a saber ciertamente si era que el constructor, el hermano del concejal de urbanismo, no estaba de acuerdo en dar un tanto por ciento a la concejalía de vivienda, dado que ya le pasaba contribución a la de urbanismo. En un principio tiene su lógica, ¿no deberían estar los ministerios de vivienda incluidos en el de urbanismo? Dicen que el concejal cogió de la solapa a su hermano, el constructor, y casi le da un tirón de orejas. Al parecer era la primera vez que el constructor entraba en gestiones con la administración y no sabía muy bien cuáles eran los procedimientos. Cuando se trata con la administración hay que pagar a todas las concejalías porque si no la irregularidad acaba saliendo a la luz.
La llamada de Venancio llegó en medio de todo este follón. El concejal de asuntos sociales sólo contestó a grito limpio: «¿Qué coño me importan a mí unos perros de mierda? Tengo cosas importantes aquí. Estoy reunido. Lo solucionas o te vas al carajo». Así que a Venancio le tocó solucionarlo. La verdad es que tuve que darle la vara bastante para que llamara, pero también él tiene su corazón. Aunque sea él quien organiza las peleas. Aquello no es más que un medio de vida. Otra cosa es la crueldad por la crueldad. Tampoco él podía soportar oír los aullidos y quejidos de los perros. En las porqueras no quedaba sitio más que para los perros de pelea. Aquellos animales no son de los que se encierran en jaulas comunes. Han nacido para matar, para quedar como ejemplares únicos o morir en el intento. No tenía jaulas vacías, ni se podía permitir el lujo de dejarlos en el patio. Los perros de pelea se ponen muy nerviosos cuando ven a perros sueltos desde el cautiverio de la jaula. Sacarlos para los ejercicios habría supuesto una escabechina. No obstante ya estaban suficientemente nerviosos. Parecía que los olieran desde las porquerizas. «No han parado de ladrar desde que el camión llegó con el puto remolque de los cojones», dijo Venancio. «Tendrás que sacarlos», insistí. Creo que al final los sacó de allí más por acabar con el ruido infernal que habían armado las dos jaurías que por voluntad propia. Los aullidos eran desconsoladores, y venían mezclados con ladridos desgarrados y gruñidos de pelea. Parecía que se estuvieran comiendo los unos a los otros en el interior del pequeño remolque. Lo cierto es que mucho sitio no podian tener . Habían de estar amontonados a la fuerza. Y a veces los perros son muy celosos de su propio espacio. Por eso eran tan descorazonadores sus gritos. Se clavaban en el oído como el sonido de un martillo automático contra el pavimento. Al final Venancio se convenció de que la mejor solución era meterlos en las porquerizas y sacar a los perros de pelea para que dieran cuenta de ellos. Supongo que fue eso, porque en un momento entre aullidos y gruñidos le dio un arrebato y pareció enloquecer. Fue hacia el remolque sin decirme nada y abrió la trampilla para caballos. Hubo un segundo de silencio. Después los perros ladraron con más violencia aún y sus gruñidos se fundieron con los gritos de Venancio, como si se estuvieran ensañando con él, y sus aullidos se perdieron por la carretera que llevaba hasta la caseta. Cuando vi que no aparecía salí a ver qué había pasado. Efectivamente, se habían comido a los perros más pequeños. Y el rostro de Venancio estaba completamente desfigurado por los mordiscos. Yacía allí, tirado junto al remolque, supongo que sin vida. No me atreví a tocarlo. Cogí su teléfono y llamé al concejal de asuntos sociales para que llamara a una ambulancia o hiciera lo que creyera conveniente. No contestó al teléfono. Desde allí fuera se seguía oyendo a la jauría enfebrecida. Era un rumor confuso. Mezclado con gritos y ruidos pesados. Fui corriendo hasta la casa de los perros. Habían conseguido recuperarla. Se habían apoderado de sus antiguos terrenos y habían acabado con la plaga de parásitos que la ocupaba. Los concejales y demás escoria habían quedado rociados por el suelo en diferentes posiciones. Uno incluso había alcanzado a llegar hasta la verja: el propietario de la constructora, el hermano del de urbanismo.

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