Pequeñas historias de un niño llamado Max
El pequeño Max sale muy contento de casa, brilla el sol después de muchos días lluviosos y poco a poco se aleja del hogar persiguiendo unos pequeños camachuelos. El pequeño Max no se ha percatado de cuán lejos ha ido y ahora que mira alrededor ve que lo que suele ser un pacífico trigal es hoy una inquietante ciénaga. De pronto Max se echa a llorar inconsolable y esa música celestial despierta al Ogro que acaba de instalarse en tan parnásico lugar. Nada le gusta más a nuestro querido Ogro que beber lágrimas de niño para calmar la sed, y mientras lame la cara de nuestro pequeño Max, saliva ante la tierna carne que está a punto de engullir.
4 comentarios:
...esto es tànatos...y degluciòn
Qué alegría despertar al día con la ilusión de volver a ver cómo el pequeño Max tendrá tan delicioso final. Riquíssimo.
Jijiji, ñamñamñam (voy ràpido, porque cómo se ha puesto el patio!! qué pasa, que no queréis carbón pa reyes o qué??)
;-)
Il semble que vous soyez un expert dans ce domaine, vos remarques sont tres interessantes, merci.
- Daniel
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